Unas rimas a propósito del triunfo de Barack Obama como Presidente de los Estados Unidos de América:
Los Nuevos Tiempos
Por: Renato Moreno Echeverría
¡Quién hubiese imaginado,
allá en los años cincuenta,
que los negros postergados,
de manera tan sangrienta,
unas décadas más tarde
lleguen a la Presidencia!
Como una gran llama que arde
y remueve las conciencias,
un negro llamado Obama
rompió todos los esquemas
y en el podio de la fama,
hizo valer su experiencia,
derrotando sin reparos
y con total contundencia,
los blasones tan bizarros
que ostenta un héroe de guerra!
¡Entró por la puerta grande,
este outsider americano
cuyo fulgor ya se expande
y si en verdad es temprano
para juzgar sus facetas,
esperemos que su mano,
se extienda a todo el planeta,
en un apretón fraterno,
sin amos ni marionetas!
Hoy, cuando crujen cimientos
de verdades obsoletas,
y los mercados, por cientos
en histéricas piruetas,
buscan salvar al” sistema,”
sea Obama el anatema
de la vieja economía,
y escriba la nueva historia,
de libertad y alegría,
más allá de Wall Street,
Dow Jones y compañía.
Imponiéndose a la elite,
luchando con valentía,
por un mundo sin fronteras,
explotación , trafasía,
donde los pobres no mueran
salvando las canonjías
del banco que tambaléa
o la empresa que mentía.
Si es así ¡bendito sea!
un negro en la Presidencia
que trace el nuevo destino,
y que gobierne a conciencia.
¡El más seguro camino
de la paz y la justicia
será vencer uno a uno,
el temor y la codicia!
lunes, 10 de noviembre de 2008
sábado, 1 de noviembre de 2008
Omar Simon

Hace más de un año y medio asistimos con mi esposa al cumpleaños de una prima muy querida, que a la época trabajaba en Participación Ciudadana. Fue interesante en la medida que los invitados eran bastante “políticos” , si cabe el término, o mejor dicho, “politizados”, y evidentemente, la conversación giraba en torno a temas de esa índole, siendo el principal el todavía flamante Gobierno de Rafael Correa.
Envuelto en la tertulia, me enfrasque en un interesante diálogo con uno de los invitados cuyo nombre no sabía, o porque no lo escuche cuando nos presentaron o porque nadie nos presentó, no lo recuerdo muy bien. Inició cuando yo hice algún comentario negativo sobre el Gobierno y el me interpeló acerca del por qué pensaba de esa forma. Le explique mi punto de vista sobre un Gobierno en el que se apreciaban ya ciertos dejos autocráticos y mi indignación ante la flagrante violación a la Constitución que el Presidente Correa había hecho en su misma posesión a fin de llamar a Consulta Popular para la Asamblea, mutilando de la forma más desvergonzada un artículo de la Carta Política.
Él me replicó que sí, que la violación de la Constitución era injustificable, pero el consideraba que tal vez era la única manera, ante el bloqueo sistemático del Congreso, de convocar a una Constituyente que se necesitaba de forma urgente ante la desinstitucionalización e inestabilidad que vivía el país. Indiscutiblemente, nuestras formas de ver el asunto estaban en las antípodas, pero me gustó mucho su forma de defender lo que creía, con inteligencia, simpatía y sobre todo mucho respeto por mi criterio. Obviamente nunca nos pusimos de acuerdo, pero fue una discusión de lo más amena y agradable, en la qué ninguno nunca se vio obligado a levantar la voz, enojarse o ser irónico para imponer su punto de vista, aunque debo admitir que él habló mucho más que yo.
Puesto a indagar con quien había conversado, ya que nunca me animé a preguntarle su nombre, me enteré que se llamaba Omar Simon, ¿Algo para Farith Simon? pregunté, “su hermano” me respondieron. Me sorprendí gratamente. Soy amigo de Farith desde hace muchísimos años, lo conocí en la Universidad, cuándo yo recién iniciaba mis estudios y el ya iba de salida, después fue mi profesor de Derechos de los Niños y Adolescentes, tema en el que es un experto, y luego, coincidencias de la vida, se casó con una muy buena amiga mía. Considero a Farith un jurista de calidad, un excelente maestro, un hombre recto y un buen amigo, y su amistad, reconozco sin tapujos, me honra. Me explique entonces, la simpatía que me despertó su hermano.
Por eso, cuando me enteré que Omar Simon había sido nombrado Presidente del Consejo Nacional Electoral, suspiré con alivio, porque si Omar es la mitad de íntegro que su hermano Farith y luego de lo demostrado en la larga charla que tuvimos hace tiempo, tengo confianza en que este poderoso organismo está en buenas manos.
Omar, en su primera entrevista para El Comercio como Presidente del CNE, habló sobre el financiamiento público de las campañas electorales, con el que no concuerdo, pero admito que bien manejado, puede ser un avance democratizador, sin embargo, ya vimos en las dos últimas campañas que, mientras todos tienen controlado su gasto, el Gobierno dilapida a manos llenas, con un Presidente en continua campaña y siempre en la tarima. Hay que recordarle a Omar, como ya lo hiciera en días pasados El Comercio en su editorial, las conclusiones de la Misión de Observadores de la Unión Europea con respecto al referéndum: “La falta de aplicación de la prohibición de la publicidad de actividades públicas o de proyectos gubernamentales durante la campaña, así como el uso de recursos públicos durante la misma favoreció la opción del sí”.
Frente a la Campaña que se nos viene el próximo año, la tarea que Omar tiene por delante es titánica, debiendo empezar por desmarcarse del ominoso papel desempeñado por el obsecuente ex Presidente del extinto Tribunal Supremo Electoral, Jorge Acosta; y ejercer, sin dejarse apabullar por las enormes presiones a las que con seguridad estará sometido, una Presidencia del CNE a la altura de las expectativas que ha generado su afortunado nombramiento.
¡Buena Suerte Omar!
* Caricatura tomada de El Comercio
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