El pasado viernes 14 de diciembre era un día especial.
Teníamos planeada una cena navideña en casa con unos pocos amigos en la cual
nuestros hijos, de entre 2 y 5 años, intercambiarían regalos. Llegué temprano y
cuando abría la puerta recibí una alerta de CNN en mi celular. El mensaje era
sobre un nuevo tiroteo en EEUU, esta vez en una escuela primaria de un pueblito
suburbano llamado Newtown. Encendí inmediatamente el televisor y no podía dar
crédito a la horrenda noticia, 27 personas masacradas a tiros por un desquiciado,
20 de las cuales eran niños de entre 6 y 7 años. Inmediatamente pensé en mis
hijos y llamé a casa de sus abuelos, donde pasan las tardes, para hablar con
ellos. Mientras conversábamos no pude contener las lágrimas pensando en esas
otras tiernas vidas truncadas. Cuando los vi más tarde no podía dejar de
besarlos y abrazarlos.
En la noche, ya en la cena, mientras veía a nuestros
hijos felices, jugando y riendo, pensaba en esos otros niñitos, arrebatados a
sus familias de la forma más salvaje, llenándome de sentimientos encontrados.
“Pobres sus padres – pensaba – no verán nunca más a sus hijos jugar ni reír
como yo ahora. Nunca más”. Lo más triste es que murieron sin razón alguna, sin
nada que justifique su partida, fue sólo la voluntad de una mente
retorcida que se llevó sus razones a la tumba.
Indudablemente uno de los factores que más incide en
estas masacres, tan frecuentes en EEUU, es la facilidad con que cualquier
persona puede acceder a armas de toda índole en ese país. La utilizada en ese
espantoso crimen es un rifle semiautomático de asalto, parte de una colección
de 5 armas adquiridas por la madre del asesino únicamente presentado su carnet
de conducir. El eliminar o restringir la 2da enmienda de su Constitución, que
garantiza el derecho de
cualquier individuo a la tenencia, uso y transporte de armas, debería ser un
paso obvio. Ojalá el Presidente Obama, en memoria de esas tiernas vidas
segadas, tenga la entereza de liderar un proceso en esa línea.
Para terminar, este artículo quiere ser un pequeño
homenaje a la memoria de todos los que murieron ese viernes fatal: Los niños Charlotte
Bacon (6 años), Daniel Barden (7), Olivia Engel (6), Josephine Gay (7), Ana M.
Márquez-Greene (6), Dylan Hockley (6), Madeleine Hsu (6), Catherine Hubbard
(6), Chase Kowalski (7), Jesse Lewis (6), James Mattioli (6), Grace McDonnell
(7), Emilie Parker (6), Jack Pinto (6), Noah Pozner (6), Caroline Previdi (6),
Jessica Rekos (6), Avielle Richman (6), Benjamin Wheeler (6) y Allison Wyatt
(6). Los adultos Rachel Davino (29), Anne Marie Murphy (52), Lauren Russeau
(30), Mary Scherlach (56), Dawn Hochsprung (47) y una especial mención a
Victoria Soto (27), que dio su vida por la de los niños a su cargo. El nombre
de su brutal asesino no merece ser recordado.
Publicado por Diario Hoy 25/12/ 2012: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/ninos-de-newtown-569710.html