Mañana es el desenlace de una
campaña electoral marcada por la inequidad entre el candidato presidente y el
resto de candidatos, con un CNE obsecuente que se ha hecho de la vista gorda de
todas las violaciones cometidas por el oficialismo, mientras ha sido implacable
con la oposición.
Esa cancha inclinada ha estado
además marcada por una estrategia del régimen que ha pretendido convencernos, a
través de una maquinaria mediática gigantesca y bien aceitada, ayudada por
encuestas poco fidedignas que más parecería que están devolviendo favores que
haciendo seriamente su trabajo, de que Correa ganará en la primera vuelta y de
que nada podemos hacer la respecto. Esa estrategia busca dos resultados:
primero, pescar a los indecisos, que bien pudieran optar al momento de sufragar
por votar por el ganador, a fin de a su vez sentirse ganadores; y dos, dirigir
el voto de quienes se lo darían a quien
esté segundo a fin de que no gane Correa hacia opciones que les resulten más
simpáticas, con el mismo argumento de que las cosas están dadas y que voten por
quien voten, no habrá segunda vuelta.
El hecho cierto, es que de acuerdo
a las pocas encuestas realmente independientes a las que he podido acceder, si
bien Correa encabeza las intenciones de voto, éstas no superan el 45%, mientras
que Guillermo Lasso tiene una intención de entre el 35% y el 39%. Con un nivel
de indecisos de alrededor del 23%, existen serias perspectivas de que se dé una
2da vuelta.
Así, si mañana votamos
inteligentemente y logramos que haya una segunda vuelta, existen posibilidades
reales de ponerle fin a un régimen autoritario, poco respetuoso de las
libertades individuales, del derecho a opinar y de la disidencia. Que persigue
periódicos, periodistas, activistas sociales, tuiteros y hasta caricaturistas.
Que considera que el Jefe del Ejecutivo es también el jefe de los otros poderes
del estado, y actúa en consecuencia, manteniendo un control absoluto sobre ellos
e incluso sobre los organismos de control. Mientras tanto, la corrupción está
instalada en los más altos estamentos del régimen, en donde Pedro Delgado es
sólo la punta de un iceberg formado de la podredumbre más abyecta. Un régimen
en el cual la ética está ausente, como bien muestra la obtención poco clara de
títulos por parte de, nada menos que el candidato vicepresidencial oficial y de
los principales asesores en comunicación y publicidad del gobierno, que hasta
la fecha no han aclarado como los obtuvieron. Como tampoco se ha
explicado que hay detrás de los contratos petroleros con China y la
transferencia de millones de dólares a través del Pacific National Bank en una
triangulación con un banco iraní que está fuera del sistema financiero
internacional.
¿Queremos un país así? ¿Un país en
donde el Jefe de Estado y su corte manejen nuestros dineros como si fueran
propios sin dar explicaciones a nadie? ¿En donde si pedimos aclaraciones somos
perseguidos, amenazados y atemorizados? ¿En el que una opinión puede ser motivo
de una cacería judicial espantosa? Yo no, estoy harto, estoy cansado de vivir
en un país lleno de odio, de irrespeto, de intolerancia, un país en el que los
corruptos hacen su agosto, en el que no se puede confiar en una justicia
amañada y en que la inseguridad es tan grande que nos vivimos preguntado
¿cuándo me tocará?
Por eso mañana votaré por quien
tiene reales posibilidades de llegar a segunda vuelta e incluso vencer a
Correa, Guillermo Lasso, pero no sólo por eso, sino porque de todos los
candidatos, es quien mejor representa al liberalismo, esa corriente de
pensamiento que yo defiendo y profeso y que permitió
el surgimiento de un orden político, basado en la separación de poderes, la
libertad de conciencia, la igualdad, el respeto al individuo, en definitiva,
permitió el surgimiento del Estado de Derecho, un estado que garantiza nuestros
derechos frente al poder político, exigiendo formas amplias de representación
política. El constitucionalismo, la democracia liberal, las elecciones libres y
justas, los derechos humanos, el libre comercio, el libre ejercicio de nuestra
individualidad son instituciones que nacen con el liberalismo y este régimen ha
hecho tabla raza de ellas. Lasso se ha comprometido a recuperarlas.
Y
además de esas razones, Lasso está acompañado por un binomio de primera, un
profesional sin tacha que se ha destacado en todos los ámbitos de su vida, un
estudiante excepcional, que no tiene uno, sino tres masterados en el exterior, incluso
uno de la prestigiosa Universidad de Harvard, y ninguna conseguido a través del
plagio o del “trabajo de grupo”. Un profesional de primera, nombrado por la ONU
como uno de los principales expertos internacionales en nuevas tecnologías,
pero sobre todo un ser humano de una calidad excepcional, al que conozco desde
que eramos niños y del que siempre me he sentido orgulloso. Juan Carlos Solines
será un lujo de vicepresidente para el Ecuador.
Mañana nos jugamos el futuro del
país, no desperdiciemos nuestro voto.