miércoles, 11 de junio de 2008

Yoani

En 2007 creó un blog llamado Generación Y en honor a la gente cuyos nombres empiezan o contienen una Y debido a la marcada influencia soviética en su patria en las décadas de los 70’s y 80’s; es una de las pocas bloggers del lugar donde vive que escribe con su nombre propio y no con seudónimo, y ganó el premio Ortega y Gasset al Periodismo Digital 2008, pero las autoridades de su país le impidieron ir a recibirlo en persona y desde marzo de 2003 el acceso a su blog por parte de sus compatriotas está bloqueado por la crítica de que fue objeto el nuevo autócrata que gobierna sus destinos.

Algunos ya habrán adivinado de quien hablo, así es, Yoani Sánchez, la filóloga cubana de 33 años cuyo blog, hasta febrero de 2008, acumulaba más de 1,2 millones de visitas y que se ha convertido en símbolo de la libertad de expresión y de la lucha por el respeto a los más elementales de nuestros derechos humanos.

En una época en que se ciernen negros nubarrones sobre el Ecuador, en que la Ley y el Derecho valen menos que nunca y en donde se quiere instaurar a toda costa un proyecto absolutista y fascistoide, considero más importante que nunca que leamos a Yoani, lectura fácil y amena, porque es una excelente escritora y que nos ayudará a comprender el fracaso que es el socialismo al que nos quieren llevar Correa y sus hordas.

El enlace a su blog lo pueden encontrar en el listado de blogs de mi página http://latrincheradigital.blogspot.com/

Tambíen les dejo con un artículo sobre Yoani de Carlos Alberto Montaner, publicado por El Comercio en días pasados:

Raúl Castro contra Yoani *
5/13/2008
Por Carlos Alberto Montaner

Raúl Castro perdió una oportunidad perfecta de dejarle saber al mundo que su gobierno era ligeramente menos torpe y represivo que el de su hermano Fidel. Las cancillerías y los medios de comunicación más importantes tenían los ojos puestos en el ‘nuevo’ presidente. Se trataba de algo muy sencillo: permitir que Yoani Sánchez, una joven blogger cubana, filóloga de profesión, a quien el diario El País de España le había otorgado el Premio Ortega y Gasset en la categoría digital, acudiera a Madrid a recibirlo. En su lugar, debió aceptarlo el ensayista exiliado Ernesto Hernández Busto, quien leyó una conmovedora carta dirigida a su amiga inmovilizada en La Habana.

Previamente a la ceremonia, Yoani, cuyo popularísimo blogg titulado Generación recibe millones de visitas, había sido seleccionada por la revista Time como una de las diez personas más influyentes.

Yoani ha explicado con lucidez las razones de su éxito: ha creado un pequeño espacio de libertad en una sociedad ahogada por la unanimidad. En su blogg, sin acritud, pero sin miedo, escribe frecuentemente sus observaciones sobre la realidad cubana y, literalmente, miles de personas -casi todas del exterior, porque en Cuba la Internet está prohibida para la inmensa mayoría- leen, refutan, apoyan o comentan lo que ha consignado en su web. Yoani está demostrando lo que debería ser obvio para todos los cubanos, incluidos Raúl Castro y sus acólitos: que toda sociedad es inevitablemente diversa, y que la multiplicidad de opiniones que se desprenden de esa realidad plural, es lo que consigue mejorar las condiciones de vida del conjunto.

La libertad es el rasgo esencial de la especie humana. No es casual el que exista una correspondencia total entre prosperidad colectiva y libertades individuales. Los treinta países más ricos del planeta son aquellos en los que las personas toman sus decisiones libremente y definen y procuran sus propios objetivos sin mayores interferencias del Estado.

En Cuba las personas no pueden decidir dónde desean vivir, viajar ni trabajar. Tampoco cómo quieren gastar su dinero, qué merece la pena ser leído, que ideas les parecen brillantes o desacertadas. El gobierno decide cuál es la visión correcta de la realidad y cualquier discrepancia se convierte en ‘desviacionismo’. No se puede juzgar el pasado desde una perspectiva diferente, porque eso es ‘revisionismo’, y es muy peligroso atreverse a prever un futuro distinto al que auguran los mandarines de la secta, porque es una ‘traición ideológica’. En Cuba las personas emprendedoras no pueden crear una actividad económica lucrativa para no ser acusadas de explotación ni manifestar su deseo de emigrar para no ser consideradas ‘enemigas de la patria’. El secuestro de las libertades individuales es de tal naturaleza que pueden perjudicarse si aman a personas desafectas al régimen, y si tienen la desgracia de enamorarse de un extranjero (salvo los hijos de los mandamases) comienza un calvario burocrático.

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