jueves, 29 de septiembre de 2011

La importancia de los partidos *

Arturo Moscoso Moreno*
analisis@hoy.com.ec

Como sabemos, el desempeño de los partidos políticos en el Ecuador desde la transición a la democracia fue mediocre. No supieron cumplir su papel de facilitadores de la gobernabilidad democrática y, en lugar de crear lazos con la sociedad, se transformaron en máquinas electorales sostenidas en prácticas clientelares y en cacicazgos regionales, constituyéndose además en herramientas de los grupos de presión. La desconfianza y el descontento generados en la sociedad por su comportamiento supieron ser capitalizados por Alianza País a través de un fuerte discurso antipartidista y, en las elecciones de 2006, se produjo la virtual desaparición del sistema de partidos ecuatoriano.

Sin embargo, es necesario recordar que la existencia de los partidos políticos es fundamental para la democracia. Estos juegan un papel esencial para la integración del Gobierno y de las instituciones de representación. Son actores principales en la formación de opinión pública y ofrecen a los ciudadanos diferentes opciones de proyectos y programas políticos. Además de que permiten la alternabilidad, tan necesaria en un régimen democrático.

Desde esa perspectiva y dado que, por un lado, lo que se tiene en Alianza País es un movimiento marcadamente caudillista que no admite otros liderazgos; y que, por el otro lado, se tiene una oposición compuesta de los restos de los desaparecidos partidos, que no acierta a articularse en una alternativa cuyos alcances vayan más allá de las ambiciones personales y de los proyectos de corto plazo, se hace necesario que se comience con la edificación de partidos orientados a cumplir con su importante papel, que se conviertan en un puente entre la sociedad y el Estado, que mejoren la calidad de la representación y que eviten la aparición de líderes populistas o caudillos que tanto daño hacen a la democracia y que, sobre todo, reivindiquen el respeto irrestricto a los derechos humanos y, en especial, a la libertad de expresión.

En esa línea, en los últimos días, se está promoviendo una nueva alternativa de organización denominada La Concertación, que, en palabras de su vocero, Juan Carlos Solines, es una opción que pretende la construcción de una agrupación política que aglutine a amplios sectores, tanto del centro como de la centro izquierda y la centro derecha, que, frente al ataque constante a las libertades, se sienten huérfanas de representación, a fin de que se unan en torno de los grandes principios de la democracia y no de un candidato. Esperemos que esta iniciativa llegue a concretarse y que, por el bien del país, se configure en un movimiento que vaya más allá de los intereses personales o grupales, cimentándose alrededor, no de nombres, sino de principios, derechos y deberes, a fin de que pueda cumplir su verdadero rol en la democracia.
*Invitado de HOY
* Tomado de Diario Hoy de 25-09-2011:

martes, 6 de septiembre de 2011

“Cuando no hay derechos”

En el número de septiembre de la revista Mundo Diners se publicó una entrevista realizada a María Fernanda Restrepo y a Pedro Restrepo con motivo del estreno del documental “Con mi corazón en Yambo” que aborda la desaparición de Santiago y Andrés Restrepo, secuestrados, torturados, asesinados y desaparecidos por la Policía ecuatoriana con el encubrimiento del Estado hace más de 23 años.
 
No he tenido oportunidad de ver el documental, pero la entrevista es conmovedora. Todos deberíamos leerla y por supuesto, todos deberíamos ver el documental, pero lo que quiero rescatar ahora es la respuesta de Pedro Restrepo, padre de Santiago y Andrés, a María Gabriela Paz y Miño cuando ésta le pregunta: “¿Cree que esta historia es la versión más cercana de lo que ocurrió con sus hijos?”


Pedro Restrepo responde: “Sí, creo que es un resumen muy completo que sintetiza 23 años en los que ha corrido mucha tinta. Una persona que no conozca el caso va a estar muy consciente de lo que pasó, de lo que se hizo y de lo que quedó pendiente. Para nosotros, como familia, es una especie de epílogo de nuestra lucha, es un documento que lleva a reflexionar sobre lo que son los Estados, lo que es la intolerancia, lo que es la indiferencia de los pueblos que muchas veces sacrifican libertad por seguridad entre comillas. Entonces vienen los Gobiernos que hablan de mano dura y la gente piensa: "es lo que necesitamos". Creen que a ellos no les ocurrirá nada, porque son gente decente, no son políticos ni son antisociales ... pero resulta que cuando no hay derechos, cuando las leyes no se respetan, cuando no hay debido proceso, todo el mundo está en riesgo. Nuestro caso es el ejemplo más claro: a dos niños que no tenían nada que ver con nada, que lo máximo que pudieron haber cometido fue una infracción de tránsito, dos policías envalentonados por un poder que los protegía les hicieron lo que les dio la gana, abusaron de ellos, y el mismo Estado los encubrió.”


Sabias palabras de un hombre que a través de su dolor nos ilumina sobre la importancia del respeto a los derechos, a la ley, que son lo único que nos protege ante la intolerancia, el maniqueísmo y el abuso del poder.