martes, 24 de abril de 2012

¿Qué se han creído? *


Si es que, como sostienen algunos miembros de la oposición y analistas, el veto total a la Ley de la Función Legislativa y el cruce de cartas entre Correa  y Cordero es una especie de “tongo” para mantenernos distraídos en eso, mientras otros hechos de consecuencias tal vez más importantes son soslayados, creo que es importante, a riesgo de “caer en la trampa”, hacer un análisis del contenido de esas misivas.

De la descomedida carta del Presidente Correa al fiel, pero ingratamente sorprendido Cordero, lo que más me llama la atención es la frase que dice: “Tales exhortos, señor Presidente, reflejan la crisis por la que está pasando el Parlamentarismo en el mundo que no ha superado la época de las Asambleas Populares con los cuales se derrocaron monarquías, y que pretende buscar un equivocado espacio político dentro de la actividad gubernamental.”

En ese enunciado lo que se ve es un absoluto desconocimiento del significado de “parlamentarismo” que es en realidad un tipo de régimen político, conocido también como régimen parlamentario, que se caracteriza porque los poderes ejecutivo y legislativo están fusionados y los miembros del primero son designados, apoyados o destituidos por el segundo, y que, hasta donde sé, no está en crisis, y más bien varios politólogos relevantes, como Juan Linz por ejemplo, lo presentan como una opción preferible al presidencialismo, régimen político vigente en Ecuador, porque facilita la gobernabilidad.

Por el contenido mismo de la carta, pero por sobre todo, por cómo utiliza el ejecutivo su poder de veto, facilitado por nuestra hiperpresidencialista constitución, lo más probable es que lo que el Presidente quería decir que está en crisis a nivel mundial es el legislativo, lo que es otro cantar, porque si bien no tengo las suficientes referencias como para suscribir la afirmación de que sea a nivel mundial, el que obviamente si está en crisis, prestándose al juego del ejecutivo, transformándose en un órgano de mero trámite para el proceso de aprobación de Leyes que son siempre de conformidad con los deseos del Presidente, es el legislativo ecuatoriano. Esa probablemente es la razón por la que el Presidente monta en cólera y envía esa carta, porque ¿cómo es posible que ese legislativo que está a sus órdenes ose “exhortarle”? De esa arbitraria interpretación de la división de poderes supongo que surge la segunda parte de la frase citada en la que el Presidente acusa a la Asamblea de buscar un espacio político en la actividad gubernamental que, de acuerdo a su idea de democracia, únicamente le corresponde a él.

La humillante respuesta de Cordero no merece más comentario que señalar que le da toda la razón al Presidente Correa: La Asamblea no está para disputarle espacio político al Presidente, ¿qué se han creído?

Por Arturo Moscoso Moreno


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