jueves, 15 de agosto de 2024


Hamnet: No es lo que promete ni lo que dicen

La novela se adentra en la vida íntima de Shakespeare, enfocándose en su esposa, Agnes y en la trágica muerte de su hijo, Hamnet, a los 11 años. Sin hacer uso directo del nombre del dramaturgo inglés, la novela sugiere cómo esta pérdida personal pudo haber inspirado la escritura de Hamlet, quizás la obra maestra del autor, idea que resulta ingeniosa y cautivadora.

Así, O’Farrell consigue en principio atraer al lector con una narrativa que promete revelar los hilos invisibles que unen la vida y la obra del genio inglés, inmiscuyéndonos en una historia cargada de potencial emotivo y literario. Sin embargo, a medida que la historia progresa, esa promesa inicial comienza a desvanecerse. El inicio, que arranca con fuerza, va perdiendo su fuerza, y la novela se desliza hacia una narración más predecible y monótona, particularmente en la segunda parte. Aquí es donde Hamnet cae en una serie de lugares comunes y clichés que disminuyen la originalidad y potencia del relato. El ritmo se vuelve lento y, en ocasiones, repetitivo hasta el aburrimiento, haciendo que el lector pierda el interés que la novela logró despertar al inicio.

Además, el personaje de Agnes, que al comienzo aparece como una figura enigmática y simpática, comienza a perder su encanto a medida que la historia avanza. Su carácter, inicialmente fresco y complejo, se vuelve tedioso y menos atractivo debido a la repetición de ciertos rasgos y situaciones que la hacen caer en una suerte de caricatura exasperante. Aunque hacia el final la narrativa recupera algo de su energía, el conjunto queda marcado por este tramo intermedio que falla en sostener la promesa con la que Hamnet comienza.

Así, y apartándome de lo que ha señalado gran parte de la crítica, Hamnet no me parece la gran novela que dicen que es, y si bien tiene destellos de genialidad, estos no se consolidan y más bien se desdibujan conforme pasan las páginas, quedándose lejos de lo que podría haber sido o de lo que sostienen que es.

3/5

sábado, 29 de abril de 2017

¿Discriminación?


En relación a la polémica entre 4 Pelagatos y 3 articulistas, todas mujeres, que han decidido abandonar sus espacios de opinión en ese medio por solidaridad a la concejala Daniela Chacón, les soy sincero y, salvo que me esté perdiendo algún pedazo de información, y con todo el respeto, cariño y admiración que les tengo a Lolo, Anamaría y Daniela (Salazar, a Chacón no tengo el gusto de conocerla), la verdad no encuentro ni discriminación ni machismo en la decisión de Hernández de suspender la columna de opinión de Chacón. He leído la carta de las 4 articulistas a Hernández, también leí la respuesta de Hernández en la que incluye el chat que mantuvo con Chacón y el disenso expresado por Roberto Aguilar y estas son las conclusiones a las que he llegado:

1.      Para empezar, creo que el primer grave error está en que un medio independiente, entre cuyas funciones está la de fiscalizar a los funcionarios públicos (accountability social), haya permitido colaborar como articulista de opinión a una funcionaria pública como Chacón (supuesto objeto de fiscalización), y que ésta se haya prestado para hacerlo. Veo ahí un conflicto de intereses enorme. Incluso una de las articulistas que suscribe la carta a 4 Pelagatos renunció, con absoluta coherencia, a su columna de opinión en El Comercio cuando trabajó temporalmente para el gobierno de la ciudad.

2.      Cuando aparece ese pasquín miserable con la foto de Chacón junto con MT, Hernández, con todo derecho como editor del medio en el que escribía Chacón, creo yo, suspende su columna y le pide explicaciones de la relación POLITICA (y Hernández lo dice muy claramente, no habla de ningún otro tipo de relación ni dónde estuvo la mano de quien), con un personaje que él considera como “oscuro” (que esté demostrado que MT sea o no culpable de los delitos que se le acusa es irrelevante en la medida en que el editor del medio tiene su opinión sobre ese personaje). Dice Hernández en su artículo: “Explicación que, por supuesto no debe a 4Pelagatos. La debe a la sociedad porque es funcionaria pública y los quiteños que pagan su sueldo deben saber qué relación política estableció siendo vicealcaldesa con un señor que está preso, que fue asesor sin cargo de Rodas y cuyo patrimonio creció según la Unidad de Análisis Financiero en forma insólita.”

3.      Pedir explicaciones a un editorialista, mujer, hombre, o de cualquier orientación sexual, sobre las relaciones políticas con un personaje al que ese medio considere non santo no es discriminación, ni siquiera es condena, es simplemente preguntar, y suspender a un columnista hasta que aclare dichas relaciones creo que está entre las prerrogativas del medio. Ya lo dice el mismo Roberto Aguilar en su artículo de disenso con Hernández: “Es natural que los periodistas desconfiemos de los políticos. Más aún: es nuestra obligación.”

4.      Claro, esto se hubiera evitado si es que dicho medio nunca hubiera permitido que una funcionaria pública escriba en sus páginas. Me pregunto, si Chacón no era articulista de 4 Pelagatos y estos hubieran pedido explicaciones a ésta sobre sus relaciones políticas con un personaje que ellos consideran oscuro ¿hubiera sido el mismo revuelo?

5.      Dicen Lolo, Anamaría, Dani y Daniela Chacón que el pedido de explicaciones a ésta última “desde su lectura constituyó una expresión evidentemente machista, además de un acto de censura inaceptable”, afirmaciones ambas con las que no estoy de acuerdo. He hablado incluso con Lolo y Anamaría sobre el tema y realmente no veo el machismo que alegan existe en el pedido de explicación de las relaciones que tuviera una articulista, y además concejala, con un personaje supuestamente “oscuro”. Si Chacón fuera hombre y el medio hubiera actuado de esa forma ¿hablaríamos de discriminación y machismo?

6.      Ahora, ¿es censura? Tampoco lo creo. Un medio tiene una línea editorial, y si bien están llamados a ser lo más plurales posibles, creo que tienen absoluta libertad en escoger quien escribe en ellos y quién no. Estoy seguro que el New York Times jamás llamaría como articulista a Steve Bannon, porque simplemente no comparte el conservadurismo exacerbado de este último, pero Bannon puede escribir en Breitbart siempre que quiera, porque comparte sus ideales.  Así, nadie le está impidiendo a Daniela Chacón expresar su opinión. Ella puede hacerlo en cualquier medio o foro en el que le den cabida. Yo, por ejemplo, encuentro inaceptable la posición de lavado de manos de María Paula Romo sobre las consecuencias de las acciones que tomó ella y su agrupación política mientras fueron aliados del gobierno, y me parece un sinsentido que 4 Pelagatos le haya dado un espacio, pero tampoco puedo evitar que lo tenga. Encontró un medio que le dé cabida a sus medias verdades y es prerrogativa de ese medio mantenerla como columnista o no.

7.      Lo que sí considero inaceptable, grosero y contraproducente es que un grupo de columnistas pida audiencia con el editor del medio para el que escriben y éste nunca las atienda, y cuando finalmente lo hace, lo haga a través de un artículo, en el que además se refiere a ellas en tono burlón (así lo leo yo), como “damas”. No conozco las razones de Hernández para hacerlo, y según él, es falso porque se reunió dos horas con Chacón, pero ¿y las demás? Lo menos que puede hacer un editor es atender los desacuerdos de sus colaboradores, respuesta que siempre he encontrado en todos los medios para los que he escrito.

8.      Finalmente, creo que esto nos deja algunas lecciones: primera, no es lógico ni prudente tener como columnistas a funcionarios públicos en medios independientes; segunda, no toda acción que se tome en contra de una mujer constituye machismo o discriminación; tercera, un buen editor debe tener la humildad suficiente de reconocer cuando se equivoca y tener la apertura de escuchar a sus colaboradores aunque no le guste lo que escuche; cuarta: un medio privado tiene la absoluta libertad de escoger quien escribe y quien no en su medio, y una persona tiene la absoluta libertad de expresar su opinión, dónde y cómo se le antoje, así como yo estoy haciendo ahora.

Bueno, así es como veo yo las cosas, e insisto, salvo que me esté perdiendo algo, no encuentro en la decisión de Hernández ni discriminación ni machismo. No lamento la decisión de mis amigas queridas Lolo, Anamaría y Daniela de dejar de escribir en ese medio porque estoy seguro que pronto encontrarán uno mejor y podremos seguir disfrutando de su claridad e inteligencia, pero no comparto sus razones.

Comentarios bienvenidos, a excepción de los usuales “dueños de la verdad”, con los que no me voy a tomar ni la molestia.

Arturo Moscoso Moreno

miércoles, 26 de marzo de 2014

Inconstitucionalidad al cubo

El martes 18 de marzo de 2014 en la Corte Constitucional del Ecuador se llevó a cabo la audiencia para dar trámite en las demandas de inconstitucionalidad presentadas en contra de la Ley Orgánica de Comunicación (LOC), y de varios de sus artículos, por el asambleísta Luis Fernando Torres, el director de la Asociación de Editores de Periódicos (AEDEP), Diego Cornejo – que además consta como procurador común de 60 personas – representado por Enrique Herrería; y, el catedrático Farith Simon por la Clínica Jurídica de la Universidad San Francisco de Quito.

Luego de las intervenciones de los demandantes, el inefable Carlos Ochoa, devenido por obra y gracia de la “Revolución Ciudadana” en Superintendente de Información y Comunicación o Supercom (nombre que debe provocarle agradables cosquilleos), pidió la palabra. No para justificar su papel como árbitro y regulador de la comunicación en el Ecuador, tarea en la que se necesita la mayor imparcialidad posible, sino para cantarles – seguro creyó que tácitamente – unas cuantas verdades a todos esos “inmorales” que pretenden que se declare inconstitucional la ley por la que pudo llegar a un cargo que hasta en sueños le era inalcanzable.

En su intervención –según dijo– no abordaría el tema legal, del que evidencia un conocimiento más bien escaso, sino que hablaría de la ética y el honor. Y sí, habló de la ética y el honor, pero de las personas a las que se dirigió, a las que lanzó acusaciones de todo tipo sin reparo alguno. “Creo que debemos conocer los antecedentes de unos cuantos de ellos para calibrar la doble moral porque lo que antes fue malo hoy es bueno. Les pregunto a ellos en su propia cara dónde estaban ellos... porque ahora se llenan la boca hablando de derechos; por ejemplo el señor Herrería que el 30-S pidió la amnistía de golpistas y hoy pretende defender la Ley y la Constitución”. Herrería, recordemos, era asambleísta el último periodo legislativo y durante el levantamiento policial del 30 de septiembre  de 2010, de  pidió amnistía para todos los involucrados.

Y continuó "Yo no he escuchado al señor Luis Fernando Torres... en la época de Febres Cordero cuando se impidió que un medio de comunicación salga al aire”, refiriéndose al canal 5 ORTEL, que el represivo gobierno de Febres Cordero impidió que saliera al aire, olvidando, por supuesto, todos los medios que han sido obligados a cerrar durante este gobierno.

Y concluyó: “¿Dónde estaba el señor Diego Cornejo Menacho, el día en el que director propietario de Diario Hoy atropelló a una niña?”, refiriéndose a un accidente de tránsito más que aclarado, en que estuvo involucrado Jaime Mantilla, Director de Diario Hoy, en el que trabajaba Cornejo.

Bochornoso papel el jugado por el flamante superintendente. En lugar de defender la LOC, atacó sin reparos a quienes supuestamente esa ley y él, como su principal ejecutor, deberían proteger. Pero su actitud era predecible, dado la labor que como locutor de un canal gobiernista incautado cumplía hasta hace poco. Además, su actuación ha despejado dudas sobre cómo será el proceder de la Superintendencia de Comunicación con los medios de comunicación privados y periodistas independientes, algo que ya se había evidenciado en la inconstitucional, ilegal y sobre todo caricaturesca sanción a Bonil.

Pero no bastaron el griterío y los improperios proferidos por el “Súper”, que sólo fueron la cereza del pastel. Leguleyadas y un rebuscado lenguaje pseudolegal fueron la tónica por parte de los abogados gobiernistas (y digo gobiernistas porque si su papel fuera de verdad el de proteger los intereses del Estado sus argumentos serían otros), tratando de defender la constitucionalidad de una Ley que es inconstitucional por todos los costados, desde el procedimiento mediante el cual se la aprobó hasta su contenido mismo, en su mayoría violatorio de derechos fundamentales básicos. Veamos.

Esencialmente, la libertad de expresión es la forma en la cual una persona expresa sus pensamientos con la intención de comunicarlos, representando la prolongación de la garantía, básica también, de pensar, por lo que constituye uno de los derechos fundamentales e inherentes a todo ser humano. En este sentido es un derecho personal o subjetivo. Pero además, es también un derecho cuyo titular es la comunidad, la sociedad, porque es a la vez, garantía de la institución de la opinión pública, la cual es vital para la estructuración de un régimen democrático, asegurando a todos los ciudadanos la igualdad de oportunidades para formular sus preferencias, manifestar públicamente esas preferencias y recibir por parte del gobierno una igualdad de trato en razón de esas preferencias o a pesar de ellas. Por eso, estos derechos van acompañados siempre y tienen una íntima relación con los de información, acceso a la información y prensa.

Razones por las que estos derechos han sido consagrados en la mayoría de convenios de protección de los derechos humanos: desde la Declaración Universal de Derechos Humanos hasta la Declaración de Principios Sobre Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Libertad de Expresión (CIDH), pasando por la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Todos acuerdos de los que el Ecuador es signatario y a cuyo cumplimiento está obligado.

Por supuesto, al derecho a la libertad de expresión también consta en nuestra “hipergarantista” Constitución. Está recogido en el artículo sesenta y seis –entre los “derechos de libertad”–, que estipula que se reconoce y garantizará a las personas el derecho a opinar y expresar su pensamiento libremente y en todas sus formas y manifestaciones. Los derechos de información, acceso a la información y prensa son parte de los “derechos del buen vivir” y están reunidos entre los artículos dieciséis al veinte.

En general, la protección de los derechos humanos es un deber jurídico del Estado y si no se cumple, da lugar a responsabilidades, tanto a nivel nacional como internacional. Así lo determina el numeral nueve del artículo once de la Constitución, norma que además recoge el principio pro homine,  por el cual la interpretación jurídica siempre debe buscar el mayor beneficio para el ser humano. Es decir, se debe acudir a la norma más amplia o a la interpretación extensiva cuando se trata de derechos protegidos y a la norma o a la interpretación más restringida cuando se trata de establecer límites a su ejercicio.

Finalmente, el artículo cuatrocientos veinticuatro señala que, si bien la Constitución es la norma suprema y prevalece sobre cualquier otra del ordenamiento jurídico, si los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por el Estado reconocen derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, prevalecerán sobre cualquier otra norma jurídica o acto del poder público.

Por otro lado, en su parte prescriptiva, la Constitución determina que para aprobar leyes, estas deben ser sometidas a dos debates por parte de los asambleístas. El proyecto a discutirse debe ser el mismo en ambos debates, y –una vez concluido el segundo–, no es posible introducir más reformas para su aprobación final.

Dicho esto, ¿por qué es inconstitucional la LOC? Pues porque, para empezar, luego de concluido el segundo debate, el oficialismo, siempre respetuoso de los procedimientos, realizó cambios e introdujo nuevas normas al proyecto, como la figura del “linchamiento mediático” y la creación, justamente, de la Superintendencia de Información y Comunicación, aprobándose una ley que no fue la debatida. Por ese solo hecho, la Corte Constitucional, si algo de independencia tuviera, tendría que resolver sin más trámite la inconstitucionalidad de la ley por la forma.

Pero no sólo es eso, además la LOC contiene una serie de normas que contravienen flagrantemente los derechos a la libertad de expresión, de información, acceso a la información y prensa, y que parten de una disparatada pero peligrosísima desfiguración al convertirlos, a través de los artículos cinco y setenta y uno, en un servicio público. El problema es que el Estado es el que decide cómo y en qué condiciones provee un servicio público y los derechos relativos a la comunicación no son concesiones del Estado, sino facultades fundamentales básicas inherentes a cada ser humano. Darles la calidad de servicio público trastorna y limita sus alcances poniéndolos bajo la égida del Estado con el agravante de que en el Ecuador los funcionarios públicos confunden al Estado con el gobierno.

Esa perversa y gravísima tergiversación de lo que constituyen los derechos relativos a la comunicación le da su total control al Ejecutivo a través de las entidades estatales creadas para el efecto,  como el Consejo de Regulación y la Supercom. Además sustenta una serie de normas en todo su articulado que imponen a los medios alrededor de sesenta obligaciones administrativas a cumplir; fomenta la censura previa y la autocensura a través de figuras como el “linchamiento mediático” (prohibición de difundir información reiterativa sobre una persona, dirigida supuestamente a desprestigiarla), y lo poco claro de las normas relativas a la responsabilidad ulterior (la responsabilidad de cada medio o periodista sobre lo que publica). La Ley también concreta un esquema restrictivo y discriminatorio para los medios privados con la excusa de erradicar los monopolios mediáticos y democratizar el uso del espectro radioeléctrico, mientras que al mismo tiempo favorece la construcción de un monopolio estatal (leáse gobiernista), de medios, al imponerles menos obligaciones y restricciones.

Además, el artículo veintidós, en concordancia con el dieciocho de la Constitución, establece que todas las personas tienen derecho a que la información de relevancia pública que reciben a través de los medios de comunicación sea verificada, contrastada, precisa y contextualizada, norma que no sóla deja al criterio del gobierno cómo y cuándo se cumplen esas condiciones a través de la Superintendencia de Información, sino que es abiertamente violatoria de la Declaración de Principios de la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que determina en su numeral  siete que condicionamientos previos, tales como veracidad, oportunidad o imparcialidad por parte de los Estados son incompatibles con el derecho a la libertad de expresión reconocido en los instrumentos internacionales.


Se podría ahondar aún más sobre todas las violaciones a los derechos de libertad de expresión, información y prensa que contiene la LOC, pero un espacio como este no sería suficiente (varias de las demandas presentadas tienen decenas de páginas). Sin embargo, lo visto basta para mostrar que la Ley, pese al griterio del Súper y las leguleyadas de los abogados gobiernistas durante la audiencia, es íntegramente violatoria de derechos fundamentales e inconstitucional, y que, si contáramos con una Corte Constitucional independiente, ésta, en base fundamentalmente del artículo cuatrocientos veinticuatro de la Constitución, no debería dudar en así declararlo. Pero visto lo visto, seguramente contaremos con este infame cuerpo legal algún tiempo más.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Your activism is making a difference.


Les comparto la carta que me hiciera llegar hoy Amnistía Internacional, organización de la que me honro ser parte. Supongo que se la habrá enviado a muchos otros miembros, pero no por eso dejo de estar sumamente orgulloso:

Dear Arturo,

Three days after he was released from prison, iconic 'Angola 3' member Herman Wallace died — a free man.

Thanks to your activism, over 110,000 Amnesty activists wrote letters, made calls and joined protests calling on Louisiana Governor Bobby Jindal to release Herman.

I am beyond grateful that Herman passed surrounded by loved ones after surviving a nightmare of more than 41 years in solitary confinement. But I am angry that the State of Louisiana's cruelty did not let up, even at Herman's final breath.

We are still seeking justice for Albert Woodfox — the last imprisoned member of the 'Angola 3.'

Herman and Albert were placed in solitary after the 1972 murder of a prison guard. However, no physical evidence links either man to the crime. The Angola 3 maintain that they were convicted for organizing against injustice and violence.

I just returned from the Louisiana State Capitol where I delivered more than 25,000 petitions to Attorney General James Caldwell demanding that he intervene in Albert's case. Here are some photos from the event you helped make possible.
Thank you for your ongoing commitment to human rights.

Sincerely,

Jasmine Heiss 

lunes, 19 de agosto de 2013

Atrapar a un dictador

Hisséne Habré fue dictador Chad, uno de los países más pobres del continente africano y del mundo, desde 1982 hasta 1990, año en que fue derrocado y huyó a Senegal. Durante su brutal gobierno se organizaron tres “limpiezas étnicas” y la persecución a sus opositores fue implacable. Según Human Rights Watch (HRW) aproximadamente 40 mil personas fueron asesinadas en su gobierno y 200 mil fueron torturadas, siendo calificado por esta ONG como el “Pinochet de África”.

Reed Brody es un abogado y activista de los derechos humanos y se unió a HRW en 1998, luego de pasar varios años en otras organizaciones de DDHH, camino que empezó a recorrerlo en 1984 cuando renunció a su trabajo como abogado en la Oficina del Fiscal General de Nueva York y pasó 5 meses en Nicaragua recopilando información sobre las atrocidades cometidas por los Contras, luego de lo cual publicó el reportaje “Contra Terror en Nicaragua”, lo que le valió las primeras planas de la prensa a nivel mundial y las ácidas críticas del entonces Presidente de EEUU Ronald Reagan.

A partir de su entrada a HRW comenzó a enfocarse en llevar ante la justicia a los dictadores, motivado por la captura en Londres de Pinochet en cumplimiento de una orden emitida por un juez español, lo que había significado eludir el sistema jurídico chileno, donde el ex dictador tenía amnistía e inmunidad parlamentaria. Eso constituyó un hito histórico porque significaba que cualquier dictador que controlara los tribunales de su país podría ser llevado a la justicia en otras jurisdicciones, brindando a los activistas de DDHH nuevas e importantísimas herramientas legales. Como miembro de HRW Brody pronto se unió al grupo que apoyaba la extradición de Pinochet y la anuencia de la justicia británica en proseguir con la extradición fue un importante triunfo, atribuido en parte al trabajo de Brody.

Esto motivo que la gente empezará a buscar la ayuda de Brody para atrapar a sus propios “Pinochets”. Delphine Djiraibe, responsable de la Asociación para los Derechos Humanos del Chad convenció a Brody en 1999 para ayudar a las víctimas de Habré, quien llevaba una cómoda vida en Senegal. Luego de varios fracasos, en que el caso estuvo prácticamente muerto en al menos 10 ocasiones, Brody, su equipo y las víctimas de Habré, con el apoyo de la ONU y la Unión Africana, ha logrado en días pasados, demostrando una increíble tenacidad, que Senegal arreste a Habré y cree un tribunal criminal especial para juzgarlo.


"Hubo muchos momentos en que empecé a creer que podría no ocurrir" - admitió Brody- “Pero en algún momento se convierte en un acto de fe. No puedo decirte cuántas personas nos dijeron durante años que esto nunca sucedería, que no entendíamos nada de África, nada de Senegal, que lo dejemos. Sin embargo, hemos utilizado estas críticas como combustible. En cierto sentido, estábamos tratando de demostrar que se podía hacer". Así se atrapa a un dictador.

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viernes, 16 de agosto de 2013

A mi amigo Rafael

Leí con atención el nuevo post en el blog de mi querido amigo Rafael Lugo titulado “LO DEL "YASUNI" ES CULPA DE TODOS” (http://rafael-lugo.blogspot.com/2013/08/lo-del-yasuni-es-culpa-de-todos.html), y si bien aplaudo su frontalidad y comparto algunas de sus ideas, creo que expresa una poca fe en los ecuatorianos y en la humanidad en general, que no se compadece con la realidad. 

Es cierto que hay mucho de aquel “DARASME HACIENDO” en nuestro país, pero no se puede desconocer que hay mucha gente que lucha y trabaja por lo que cree desde diferentes trincheras, abandonando la comodidad de un escritorio y arriesgando el físico en la lucha por el medio ambiente y los derechos humanos. No creo que esas personas esperen que nos “den cuidando la tierrita”. Están ahí, in situ, defendiéndola. Así como muchos activistas de derechos humanos que arriesgan su vida e incluso la pierden, por defenderlos. Y comparar eso con un partido de fútbol me parece traído de los cabellos, porque ¿qué más podemos hacer que apoyar a la selección cuando juega? No podemos jugar con o por ellos. No siempre tenemos buenos resultados, y fuera de la bronca que eso da, no hemos llegado jamás a niveles de violencia, más allá de la verbal, de pedir la cabeza de un jugador. Exageras Rafa.

Por eso, afirmar que “las personas se unen solo por el odio y el amor a la plata” le está restando valor de un plumazo a toda la lucha, en todas partes del mundo, de millones de personas y organizaciones que día a día, sin esperar retribución alguna, trabajan denodadamente por construir un mundo mejor. Quiero aquí resaltar, por ejemplo, el papel del abogado de HRW Reed Brody (sobre quien he escrito un artículo que se publicará en los próximos días), en la reciente captura y próximo enjuiciamiento de Hisséne Habré, ex dictador de Chad y responsable de aproximadamente 40 mil muertos, después de 14 años de lucha y sacrificio. Bajo ningún concepto se puede decir que las motivaciones de Brody hayan sido económicas y me apena Rafa que creas que a todas las personas nos motive el dinero.

Las mismas motivaciones de Brody para someter a la justifica a Habré, son las que llevaron a mucha gente y organizaciones a poner dinero en el famoso fideicomiso Yasuní ITT. Obviamente no fue suficiente, ni nunca lo sería, porque la intención siempre fue explotarlo. Además de que gran parte se gastó en la promoción del proyecto y en los viajes de la señora Baki, que en efecto, no tiene pudor y debería, al menos, regalarnos las millas que acumuló como viajera frecuente. Pero hubo gente que creyó en el proyecto y que aportó. Me consta.

En cuanto a los subsidios es un hecho que son un mal para nuestra economía y que deben desaparecer. La intención de terminar con el subsidio al gas es una de las pocas cosas sensatas que le he escuchado a este gobierno. Y sin embargo, con gasolina subsidada o no ¿qué más podemos acelerar Rafa que nuestro carro? Que otro medio de transporte público eficiente tenemos en Quito y en general en Ecuador. Qué ha hecho ese “vil adefesio de alcaldía” (palabras que suscribo), para que podemos movilizarnos mejor y más eficientemente. No creo que una gran mayoría aceleremos el carro porque nos importa una mierda el medio ambiente, si no porque no tenemos otra alternativa. En mi caso particular, con un buen sistema de trasporte, no sacaría el carro jamás, y seguro hay miles que actuarían igual, así como pagar los precios reales de los combustibles, siempre y cuando tengamos formas eficientes de movilizarnos.

Concuerdo completamente en que no tenemos un sentido de ciudadanía, que implica más obligaciones que derechos. Es nuestra obligación sacar al país adelante y no esperar que papá estado nos regale la plata, y como nos regala la plata, agachar el lomo y decir “pegue nomás patrón”.  Sin embargo, el hecho de quejarse es ya un síntoma de rebelión y de disgusto y de ahí las perversas intenciones del gobierno y sus secuaces de callar las voces disonantes. No menosprecies la opinión pública, que mediante ella se propicia el cambio, si no, no tuviéramos una Ley de Comunicación fascista y una asambleísta revanchista y resentida que, acompañada de una convicta, pretende incluir ese estúpido pero peligrosísimo invento del “linchamiento mediático” es el nuevo Código Penal.

En definitiva querido Rafael, no creo que los culpables seamos todos. Muchos sí, pero hay gente que creyó y trabajó por este proyecto con todos sus recursos y ganas, menos el gobierno, y que ha sido traicionada.

Finalmente es necesario señalar que si bien es indignante que nos hayan engañado desde hace 6 años con la idea no explotar el ITT, también es ingenuo pensar que, con el nivel de gasto del gobierno, esos cotizados barriles de petróleo se quedarían en tierra. Lo infame es que se culpe al mundo para justificar lo que ya se tenía decidido hace tiempo, mientras Baki “cocteleaba” por el mundo.


lunes, 10 de junio de 2013

Los derechos de las minorías

En días pasados se publicaron dos artículos de claro sesgo homofóbico y discriminatorio en dos diarios del país, el primero, el 4 de junio en el gobiernista El Telégrafo, denominado “Las minorías quieren imponer las reglas a las mayorías” suscrito por Humberto Mancero Mosquera, cuyo enlace es el siguiente: http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/las-minorias-quieren-imponer-las-reglas-a-las-mayorias.html;  y, el segundo, el 5 de junio en El Universo, con el nombre de “Los privilegios de las minorías” firmado por Pedro X. Valverde Rivera, y cuyo enlace es el siguiente: http://www.eluniverso.com/opinion/2013/06/05/nota/992006/privilegios-minorias.

Frente a lo absurdo y retrogrado de las ideas que, a mi juicio, contienen ambos artículos, envié sendas cartas a los directores, tanto de El Telégrafo como de El Universo, pidiendo que las mismas sean publicadas como réplica a dichos artículos. Francamente, yo no confiaba en que la carta a El Telégrafo se publicara, pero tenía confianza en que la carta a El Universo si lo fuera. Sin embargo El Telégrafo publicó mi carta integra en su edición del 8 de junio de 2013, mientras que El Universo, hasta la fecha, esto es 4 días después de enviada, no lo ha hecho, por lo que presumo que ya no lo hará. Ambos hechos me han sorprendido “agridulcemente”, si cabe el término. Los motivos no cabe ahondarlos en este post, pero creo que pueden ser fácilmente deducidos. En fin…

Comparto entonces,  los textos de las cartas que envié a los directores de El Telégrafo y El Universo, ambas bastante parecidas, por lo semejante justamente, de las caducas ideas expresadas en los artículos de marras.

Carta a El Telégrafo:

“Quito, 5 de junio de 2013

Licenciado
Orlando Pérez
Director
EL TELÉGRAFO

De mis consideraciones:

Nunca mejor aplicado el dicho aquel de que “la ignorancia es audaz y ruidosa” que en el artículo “Las minorías quieren imponer las reglas a las mayorías” firmado por Humberto Mancero Mosquera y publicado el pasado 4 de junio en el diario que usted dirige. Lograr que la página de opinión de un diario publique un artículo lleno de falacias, mentiras y supuestos acerca de las personas GLBTI, que llega incluso al disparate de comparar las diversas orientaciones sexuales con parafilias como el bestialismo o la necrofilia, haciendo gala de una insensatez y un oscurantismo profundos, pisando el terreno, incluso, de la injuria y la incitación al odio, es de una osadía rayana en la temeridad, propia de un necio que no se sabe tal.

Pero no satisfecho con esa exhibición de sapiencia, entre otras joyas el agudo articulista se atreve a decir también que los derechos de las minorías deberían ser considerados siempre y cuando representen al menos al 10% de la población. Ingenio puro!

Ahora, el señor Mancero tiene derecho de pensar y escribir lo que le de la gana, pero yo también, como ciudadano responsable debo hacer el intento, aunque sospecho que vano, de ilustrar un poco al sesudo editorialista, para lo cual me permito señalar primero, que las orientaciones sexuales diferentes hace tiempo que dejaron de ser consideradas patologías, de lo cual existe abundante información científica y sicológica que le recomiendo vivamente estudiar; y, segundo, que la democracia no constituye la dictadura de las mayorías. Lo fundamental en ella es la construcción de un sistema en que todos gocen de los mismos derechos y no únicamente quienes hacen mayoría. Las decisiones en democracia jamás deben atropellar a quienes son menos ni el gobierno facilitar herramientas para que eso ocurra.

Al amparo de los derechos constitucionales que me asisten y con la esperanza, aunque creo que vana también, de que esta carta sea publicada como réplica al artículo de Mancero en el diario que usted dirige, quedo de usted.

Atentamente,


Arturo Moscoso Moreno”

(Este es el enlace a la carta reproducida el sábado 8 de junio en El Telégrafo: http://www.telegrafo.com.ec/opinion/cartas-al-director/item/las-minorias-quieren-imponer-las-reglas-a-las-mayorias-2.html)

Carta a El Universo:

“Quito, 6 de junio de 2013

Señor
Carlos Pérez Barriga
Director
EL UNIVERSO

De mis consideraciones:

Me he quedado asombrado con el contenido del artículo denominado “Los privilegios de las minorías” escrito por Pedro X. Valverde Rivera, lleno de falacias e inexactitudes, motivo por el cual, como abogado y miembro de una organización de defensa de los DDHH, creo mi deber aclararle ciertas cosas al señor Valverde sobre las que demuestra un total desconocimiento.

En primer lugar Valverde afirma que “las minorías están de moda”, desconociendo años de luchas de las minorías para lograr el reconocimiento de sus derechos. Hay que aclararle al señor Valverde que no es una moda, es el avance del mundo en el reconocimiento cada vez mayor de los derechos humanos. Por eso mismo, la democracia, que también ha ido desarrollándose a lo largo de los años, no constituye la dictadura de las mayorías. Las decisiones en una democracia que se precie de ser tal jamás deben atropellar a quienes son menos ni el gobierno facilitar herramientas para que eso ocurra. Las minorías no tienen “privilegios”, simplemente son sus derechos que finalmente están siendo reconocidos y respetados.

En relación a la prohibición de símbolos religiosos en las escuelas hay que recordarle o informarle a Valverde que el Ecuador es un estado laico desde la revolución liberal, de la cual estamos conmemorando en estos días 118 años. Es un total absurdo afirmar que se esté reprimiendo creencias prohibiendo símbolos religiosos, los que pertenecen a los templos, no a las escuelas.

En la definición de Valverde de matrimonio, le niega absolutamente tal calidad al matrimonio igualitario. El matrimonio entre personas del mismo sexo es un tema de Derechos Humanos Universales respaldado por la ONU y la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los DDHH, y que considera que el matrimonio es un derecho que asiste a todas las personas con independencia de su orientación sexual. Aquí debo nuevamente recordarle a Valverde que en democracia los derechos son para todos y que la función de ésta es buscar la construcción de un sistema en que todos gocen de los mismos derechos y no únicamente quienes hacen mayoría. Si Valverde, al que supongo heterosexual y yo, que también lo soy, podemos celebrar matrimonios con nuestras parejas, no hay razón lógica alguna por la que no puedan hacerlo también las personas con orientación sexual diversa, así como gozar de todos los demás derechos que nos amparan a los demás, incluso procrear o adoptar. Lo contrario es discriminar, lo que no sólo es  inconstitucional y violatario de los DDHH, sino inhumano.

Finalmente Valverde al razonar casi caricaturéscamente sobre el feminicidio, lo que ya de por si ridiculiza un tema muy grave a nivel mundial, desconoce totalmente que este grave delito no es el asesinato de una mujer simplemente, es el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer. Creo que no puedo ser más claro.

Yo defiendo del derecho del señor Valverde a pensar y escribir lo que le de la gana, así como la obligación que tiene el diario de publicarlo sin censura, pero yo también, como ciudadano y ser humano que se siente directamente ofendido por las expresiones de su artículo, al amparo de los derechos constitucionales que me asisten, solicito a usted que esta carta sea publicada como réplica al artículo de marras en el diario que usted dirige.

Atentamente,



Arturo Moscoso Moreno”

(Esta carta, hasta la fecha, no ha sido publicada en El Universo)