jueves, 11 de diciembre de 2008

¿Default del Outsider?

Por: Renato Moreno Echeverría

No resulta difícil, para un mandatario carismático y hábil, ganar unas elecciones si el momento histórico le es propicio. El Presidente Rafael Correa arribó al espectro político de una manera centellante. Los pocos meses de gestión en el ministerio de Economía, durante el gobierno de Palacios, le sirvieron para hacerse conocer en circunstancias que el pueblo estaba hasta la coronilla de la mala actuación de sus gobernantes, de la corrupción y desprestigio del Congreso y del Poder Judicial.

Es verdad además, que las circunstancias le favorecieron enormemente, pues debió terciar las elecciones finales con un pusilánime contendor.

Lo cierto es que una vez en el poder, con la sartén por el mango, empezó a afianzarse, y para ello, que mejor que medir su popularidad, bien ganada, en sucesivas e interminables elecciones. Una extraordinaria campaña publicitaria, en la que se apeló a las fibras más íntimas de la gente, con frases como “Revolución Ciudadana”, “La Patria ya es de Todos” “muerte a la vieja partidocracia”, y un derroche, que digo, una hemorragia, de dádivas y promesas que han calado muy hondo en el corazón de quienes por décadas se han sentido permanentemente postergados.

La metodología de perpetuarse en el Poder, simple y perfecta. La maquinaria propagandista, aceitada y eficiente. Los paradigmas, totalmente digeribles. Soterrada lucha de clases, reivindicación del poder ciudadano, muerte al pasado.

Todo para que, en un país tan pequeño y débil como el Ecuador, donde, además, se constriñe a los empresarios y a la inversión extranjera, donde unilateralmente se rompe con importantes y estratégicos aliados y se buscan apoyos de gobernantes delirantes, fanáticos y resentidos, dentro de un escenario en el que la economía globalizada tambalea y todos los gobernantes sensatos toman las previsiones para evitar la debacle, nuestro inefable Presidente se declare en “default”, esto es, se niegue a pagar a los tenedores de la deuda externa, y declare unilateralmente una moratoria. El resultado es previsible. En corto tiempo el País se quedará sin crédito externo y agotados todos sus recursos, con un precio del barril de crudo de treinta dólares, que no le alcanza ni para pagar a los servidores públicos, mucho menos para cristalizar la inversión social y el desarrollo sostenido .

En la manga del mago queda solamente un último ilusionismo, la cadena interminable de elecciones, donde la maquinaria propagandista estatal, echará mano de todas las argucias y manipulaciones que le permita al Gobierno de Correa perpetuarse en el Poder. Y ya, sin recursos, a lo único que podrán apelar es a los sentimientos más bajos del ser humano como son el odio ciego, el revanchismo y el atropello. ¡Nos vienen horas negras, se acabó la plata, se agotó el discurso , se evidenció la improvisación!

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