lunes, 9 de enero de 2012

“Dahik puso el pase” *

Pese a la cantaleta oficial acerca de la “larga noche neoliberal”, la realidad es que en el Ecuador la implementación de ese modelo económico fue incipiente, lo que se demuestra en varios estudios. Uno de los más importantes y serios es el índice desarrollado en 2002 por los economistas del Banco Mundial Lora y Panizza que permite medir el alcance de esas reformas en Latinoamérica con un conjunto de indicadores sobre la calidad de las políticas públicas neoliberales. Allí Ecuador aparece como el cuarto país desde el final con menor índice de reformas neoliberales de Latinoamérica, estando incluso por debajo del promedio regional. Cabe destacar que este índice fue avalado por el mismo Rafael Correa en un artículo de 2002 publicado en el No. 76 de la Revista de la CEPAL.

Esto no quiere decir que en Ecuador no se hayan implementado medidas neoliberales. Se aplicaron algunas, muchas de las cuales entraron en vigencia, de acuerdo a lo que sostiene el politólogo ecuatoriano Andrés Mejía en dos interesantes libros: “Informal Coalitions and Policymaking in Latin America. Ecuador in Comparative Perspective” y “Por el ojo de una aguja: la formulación de políticas públicas en el Ecuador”, a través de prácticas informales de intercambio de beneficios que le permitían a un Ejecutivo débil aprobar reformas con el apoyo de ciertos bloques legislativos que votaban con él o al menos no votaban en contra (“mayorías silenciosas”), mientras aparecían como independientes ante el público. En esto mucho tenían que ver los “gastos reservados”.

Pese a la debilidad del Ejecutivo, con una bancada legislativa mínima, en el gobierno que más reformas neoliberales se aprobaron, como la Ley de Modernización del Estado, la creación del Consejo Nacional de Modernización, CONAM y sobre todo, la desregulación del sector financiero, fue en el de Sixto Durán Ballén, cuyo principal ideólogo económico era su Vicepresidente, Alberto Dahik, depuesto por el Congreso y perseguido más de 16 años por la justicia por el caso, justamente, de los “gastos reservados”, y que en los últimos días ha sido tramitado con una rápidez vertiginosa, permitiéndole incluso volver al país.

Más allá de si Dahik es encontrado culpable o inocente por malversación de fondos del estado, lo que llama la atención es que el Presidente Correa, que se autocalifica de izquierda, haya hecho tan enconada defensa y haya puesto tanto empeño en el regreso de uno de los principales teóricos de una doctrina cuya aplicación él mismo califica de nefasta para el país y que es catalogado como uno de los principales responsables, a través de la desregulación financiera que promovió, de la crisis bancaria de 1999 porque, como escuché el otro día en la radio, “si Mahuad metió el gol es porque Dahik puso el pase”.

Por: Arturo Moscoso Moreno

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