domingo, 23 de diciembre de 2007

"La izquierda está enferma de derechismo"


Bernard – Henry Levy es un famoso filósofo y escritor francés nacido en Argelia en 1948. En 1976 fundó la corriente de los “nuevos filósofos” (noveaux philosophes) junto con André Glucksmann y Alain Finkielkraut, conocidos por ser feroces críticos de la izquierda radical. Esto les ha válido fuertes críticas por parte de la izquierda reaccionaria francesa y europea, a su vez que su posición a favor de la libertad de pensamiento es muy respetada.

A continuación transcribo una entrevista hecha por Luisa Corradini a Bernard-Henri Levy para el diario argentino La Nación y que ha sido transcrita en parte por El Comercio ecuatoriano el día de hoy.

Lo hago porque considero importante que la leamos y reflexionemos sobre lo que allí se expresa, con esclarecedores puntos de vista sobre la derecha, la izquierda, el liberalismo y el neoliberalismo (o ultraliberalismo como él lo llama), el papel de EE.UU., conceptos sobre los que algunos tienen serias confusiones

“Bernard-Henri Levy: "La izquierda está enferma de derechismo"

El rechazo a Estados Unidos, a la Unión Europea y al liberalismo han enceguecido a una izquierda fascinada por una nueva tentación totalitaria, afirma el filósofo francés.

PARIS.-¿Por qué ser fiel a una izquierda que se derrumba? ¿Por qué negarse a cruzar la frontera ideológica y pasarse con bandera y banda al sarkozismo triunfal, como hicieron muchos de sus amigos? Esas preguntas sirven de hilo conductor al filósofo francés Bernard-Henri Lévy para hacer un balance sin concesiones del estado de la izquierda en Francia y tratar de identificar las razones de la derrota socialista en las elecciones presidenciales de abril y mayo pasados.

El más célebre, el más mediático de los llamados “nuevos filósofos”, responde a esos interrogantes en su reciente libro Ce grand cadavre tombé à la renverse (“Ese gran cadáver caído de espaldas”), fórmula utilizada por Jean-Paul Sartre para calificar a la izquierda cuando escribió el prefacio del libro Aden Arabie, de Paul Nizan, en 1960.

Solicitado por Nicolas Sarkozy para que publicara un artículo de apoyo a su candidatura durante la reciente campaña electoral –como habían hecho André Glucksmann y Alain Finkielkraut–, Lévy confiesa haber explicado al entonces candidato presidencial que, “a pesar de la amistad que los une” desde 1983, le resultaba imposible apoyarlo. “Después de todo –argumentó–, la izquierda sigue siendo mi familia.”

A partir de esa conversación, BHL –como se lo conoce en Francia– se lanza a un meticuloso análisis interior con el fin de descifrar sus razones más íntimas para ser de izquierda. Desfilan así imágenes, acontecimientos y reflejos que marcaron su vida, transformándose en elementos constitutivos de su personalidad: mayo de 1968, el escándalo Dreyfus, la guerra de España, el anticolonialismo, el antisemitismo –que no consigue separar del antirracismo– y la libertad, que no consigue separar de la igualdad.

Pero la parte más importante del libro quizás sea la última, donde hace un balance de “ese campo de ruinas” en que se ha transformado la izquierda actual.

Es verdad –afirma–, la izquierda rompió con la versión clásica de la tentación totalitaria, “el socialo-comunismo”. Pero de esas ruinas apareció otra tentación totalitaria que ya no se inspira en la extrema izquierda, sino en la derecha, incluso en la extrema derecha. Para Bernard-Henri Lévy, la izquierda está enferma. Es víctima de su fascinación por la nación y la bandera, de su antieuropeísmo, de su antinorteamericanismo, de su antiliberalismo, de su antisemitismo, de su fasci-islamismo…

“La izquierda está enferma de derechismo, ésa es la verdad”, resumió en una entrevista exclusiva con LA NACION en París.

–¿Usted no cree que pedirle a la izquierda que esté a favor del liberalismo y de Estados Unidos es como querer demostrar la cuadratura del círculo?

De ninguna manera. En lo que atañe al liberalismo, debo recordarle que el liberalismo es patrimonio de la izquierda. El liberalismo es Jacobo Rousseau y su contrato social, Adam Smith o John Locke. Como diría Benedetto Croce, es necesario distinguir entre liberalismo y liberismo. El verdadero liberalismo nunca defendió la ley de la jungla o el mercado desregulado. Por el contrario, el liberalismo exige reglas, pactos, obligaciones que enmarcan la relación de las fuerzas económicas. El liberalismo no es el mercado, es el contrato.

–Cuando los altermundialistas y otros sectores de izquierda que usted denuncia con energía acusan al liberalismo de todos los males, quizás se refieren al ultraliberalismo.

Pero entonces que lo digan. ¿Por qué no lo dicen? Que digan que están contra el ultraliberalismo y que quieren arrancarle el buen liberalismo a la derecha. Que quieren reivindicar su herencia. Que digan cómo harán para volver a ponerlo de pie. Mi maestro, Louis Althusser, decía que el gran genio de Marx fue tomar la dialéctica hegeliana, concepto reaccionario, y ponerlo nuevamente de pie. En Francia tenemos cantidad de cretinos que dicen que la nación, la seguridad, la bandera y Juana de Arco -conceptos reivindicados por la derecha- pertenecen también al patrimonio de la izquierda. Pero, entonces, ¿cómo es posible que, tratándose de algo tan importante como el liberalismo, no hagan el mismo trabajo? ¿Que no sean capaces de distinguir entre Silvio Berlusconi y las tres revoluciones fundadoras del modernismo [la inglesa, la norteamericana y la francesa]? Hacer ese trabajo es competencia de una izquierda crítica. Criticar quiere decir separar lo bueno de lo malo. Pero, la izquierda radical, los altermundialistas, todos aquellos que apoyan a Hugo Chávez y a Evo Morales, se declaran antiliberales, no antiultraliberales. Si les resulta difícil esa palabra, que encuentren otra. La verdad es que hay algo en la idea misma de libertad que les da miedo y que detestan. Ese miedo fue el que produjo a Castro ayer y a Chávez hoy.

-¿Usted no cree que Chávez sea de izquierda?

-Naturalmente que no. ¿Cómo puede ser de izquierda un hombre que ejerce un poder personal, que sueña con que ese poder sea vitalicio, que amordaza a los medios de comunicación de su país, que está sentado sobre una montaña de oro que su población no aprovecha y que es el aliado de Ahmadinejad en la guerra planetaria que libran los demócratas y los antidemócratas. Hay actualmente una izquierda que piensa que Chávez es de la familia, el niño turbulento de la familia. Yo no. Yo soy de izquierda y creo que Chávez es mi adversario.

-¿Y no se siente solo en ese planeta de la izquierda ideal? Porque una cosa es lo que uno quisiera y, otra, lo que es en realidad.

-No me importa. Me siento solo con Ingrid Betancourt, con Vaclav Havel, con Huber Matos, con Barak Obama, con una parte de la izquierda argentina que se reconocerá en lo que digo y que debe de estar negándose a verse embanderada junto a Chávez.

-En cuanto a la necesidad de una izquierda pro norteamericana Es posible que su análisis sea adecuado para Francia. Pero, ¿qué decir de América latina, donde Estados Unidos ha hecho y deshecho a su antojo en tantas ocasiones?

-El caso no es el mismo que en Francia, es verdad. Sin embargo, se puede decir cualquier cosa de Estados Unidos, y Dios sabe si yo he criticado algunas desviaciones de ese país que me erizan: Bush, el creacionismo, el conservadurismo duro Pero Estados Unidos también es un país donde las instituciones democráticas, la prensa, la opinión pública funcionan en forma ejemplar. Un presidente norteamericano jamás podría haber tratado de dar marcha atrás sobre el arrepentimiento de los crímenes históricos cometidos por Francia, como hizo Sarkozy con el colonialismo. La reacción ante Abu Ghraib fue inmediata. En tres días, toda la prensa norteamericana, incluido Fox News, hizo su mea culpa. Todos hablaron de la bancarrota del Estado durante el huracán de Nueva Orleáns. Pero nadie mencionó la solidaridad de la gente. No sólo de Hollywood, sino de los rednecks de Texas, que acogieron a los negros, víctimas de Katrina. Eso es Estados Unidos. No se puede afirmar que es la casa del diablo. Es el país de una mala política, de una corriente conservadora que me provoca escalofríos en la espalda, pero es un país formidable, un país que tiene recursos institucionales y democráticos que merecen ser tomados como ejemplo, por lo menos en Francia.

-Volvamos al comienzo de su libro, donde cuenta la llamada telefónica que le hizo el candidato Sarkozy para que usted se sumara a las figuras de izquierda que lo apoyaban. ¿Cómo es posible que usted haga en esas páginas un retrato tan feroz del actual presidente y, sin embargo, siga afirmando que es su amigo?

-Porque la amistad es una cosa y la política es otra. La diferencia entre Sarkozy y yo es que yo sé reconocer la diferencia entre la proximidad amistosa y las distancias ideológicas, y él no. Sarkozy cree que es suficiente ser amigo para estar de acuerdo. Yo creo lo contrario.

-Pero, ¿es posible discutir con él?

-Ese día no pude, es verdad. Pero conozco a Sarkozy desde 1983. Lo conozco bien y hemos discutido con frecuencia. Ese día, se encontraba en la fase ascendente de su campaña, estaba acelerado y, en efecto, era incapaz de discutir. Pero, ¿usted cree que hago un retrato feroz?

-
Sí. Cuando cuenta que Sarkozy le dice "y cuándo me vas a hacer tu papelito en la prensa como Glucksmann", lo hace de un modo tan despreciativo que el lector se pregunta cómo es posible que usted no reaccione.

-Yo reacciono: no voto por él.

-Usted no vota por él y además escribe el libro. Pero, no es sólo esa conversación sino que, a medida que avanza la escritura, lo demuele cada vez más.

-Porque a medida que avanza la campaña, Sarkozy me consterna cada vez más. Sarkozy hizo una campaña de extrema derecha: sobre la necesidad de que Francia deje de arrepentirse por los crímenes cometidos durante el régimen de Vichy y el colonialismo, sobre la herencia de Mayo 68. Como él los manejó, todos esos y otros muchos temas me resultaron insoportables.

-¿Cuáles son para usted las cualidades del presidente francés?

-La energía, la vitalidad, la voluntad de reformar a Francia: las 35 horas, los regímenes especiales y las universidades, todo eso va en la buena dirección. En política exterior también suele ir en el buen sentido. Pero no cuando recibe a Hugo Chávez y le hace el regalo de un reconocimiento de Estado absolutamente injustificado. No cuando vende centrales nucleares civiles a Muammar Khadafi. Pero hay otros aspectos en los que ya hizo un buen trabajo: en la reconciliación con Estados Unidos, en la amistad con Israel, en la ruptura con la política árabe de la cancillería francesa.

-¿Vio a Sarkozy después de la publicación del libro?

-Sí.

-¿El presidente le dijo algo?

-Nada. Pero sé que está furioso.

-Hablando de Glucksmann, usted califica su gesto de adhesión de "valiente". Por qué? ¿Lo comprende?

-No, la verdad es que no lo comprendo muy bien. No comprendí que lo haya hecho en ese momento. El papel de un intelectual no es el de manifestarse tan rápido. El papel de un intelectual es el de pronunciarse, pero lo más tarde posible, después de haber obtenido lo máximo. Dándose tiempo, Glucksmann podría haber obtenido aún más sobre los temas que le interesan: la causa chechena, la amistad con Estados Unidos, etc. Por eso no comprendo. Lo llamé y se lo dije.

-¿Cree, en todo caso, que el papel de los intelectuales es el de estar "a favor" del rey o del poder?

-No. Ni creo ni comprendo. Yo jamás estuve con un gobierno. Fui amigo de François Mitterrand. El fue testigo de mi boda exactamente un año antes de ganar las elecciones de 1981. Lo primero que hice el día de su victoria fue entrar en oposición. Fui amigo de Sarkozy durante 24 años. Lo primero que hice cuando llegó al Elíseo fue pasar a la oposición. No entiendo por qué hay intelectuales que hacen lo contrario.

-¿Cómo interpreta el gesto de esos otros socialistas -y amigos suyos-, como el actual canciller Bernard Kouchner, que decidieron engrosar las filas sarkozistas?

-No lo sé. Hay numerosas interpretaciones posibles. Quizás crean que podrán influir en el curso de los acontecimientos.

-¿Sarkozy es alguien fácil de convencer?

-Por supuesto que no. Sinceramente, no estoy demasiado impresionado por las realizaciones de Kouchner en su ministerio. Creo que podría haber sido mucho más útil en la oposición que en el gobierno.

-Leí en una entrevista que le resultaba simpática la forma que tiene Sarkozy de hablar de amor

-Sí, me parece emocionante la forma que tenía de decir públicamente que amaba a su mujer.

-Es verdad. Un hombre que ejerce el poder parece humanizado por ese sentimiento.

-Quizás demasiado. Porque se pone en peligro físicamente. Sarkozy se expone demasiado. Hay una teoría, la "teoría de Kantorowicz", sobre los dos cuerpos del rey. Según esa teoría, un presidente tiene dos cuerpos, uno profano y uno sagrado. Así se gobierna: el cuerpo profano está muy cerca de la gente y el sagrado muy lejos. El poder se ejerce en el equilibrio entre ambos cuerpos. El problema de Sarkozy es que hay demasiado cuerpo profano y poco cuerpo sagrado. Esto tiene que ver con esa ambigüedad entre república y monarquía que es Francia, donde es necesario encontrar un equilibrio entre distancia y proximidad, entre la sacralidad del poder y su materialidad. Tuvimos presidentes que iban demasiado lejos en un sentido, como Mitterrand, y otros que van demasiado lejos en el sentido inverso, como Sarkozy.

-¿Usted se refiere a esa tendencia populista de Sarkozy que tantos le critican?

-Lo que más debería preocupar de Sarkozy, en realidad, es que se trata de un verdadero hombre de derecha. Cuando dice basta ya de arrepentirse públicamente por Vichy [la colaboración con la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial] o por la colonización, es auténticamente sincero. Y eso me hiela la sangre.

-Pero un 54 por ciento de los franceses lo votaron sobre esas bases. ¿No cree que Francia es muy en el fondo un país xenófobo, con frecuencia racista y, como decía Mitterrand, muy conservador?

-Sí. Pero había en este país un proceso de reflexión, sobre todo en cuanto a nuestro papel en el marco del colonialismo. Por el contrario, la campaña de Sarkozy, con su negativa a arrepentirse de las faltas cometidas, sirvió para paralizar ese proceso de toma de conciencia. Un país que no tiene vergüenza es un país perdido. Se puede perdonar, pero no olvidar. La vergüenza es un gran sentimiento humano. Yo reivindico dos grandes categorías políticas: la vergüenza y la melancolía.

-¿Melancolía de qué?

-De un cielo vacío. Porque ya no basta mirarlo para encontrar los planos de la Jerusalén celeste.

Por Luisa Corradini

Para LA NACION” *

* Tomado del Diario La Nación, Domingo 9 de diciembre de 2007

El resaltado es mío

sábado, 22 de diciembre de 2007

La retórica de la prevaricación

La retórica en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua tiene varias definiciones: “1. arte del bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover; 2 Teoría de la composición literaria y de la expresión hablada; 3. Uso impropio o intempestivo de este arte; y, 4. Sofisterías o razones que no son del caso”.

En una conferencia pronunciada en 2004 en la Universidad de Bolonia titulada “El lobo y el cordero, la retórica de la prevaricación”, Umberto Eco, en concordancia con el numeral 1. del DRAE, manifiesta que la retórica es la “técnica de la persuasión”, es decir, tratar de convencer a alguien de que los argumentos que esgrimimos son los correctos, lo cuál, per se, no tiene nada de malo y todos lo hacemos cuando nos creemos asistidos de la razón. Pero mas adelante expresa que “hay culturas y países donde el poder se basa en el consenso, y en ellos se utilizan técnicas de persuasión; y hay países despóticos donde solo rige la ley de la fuerza y la prevaricación.”

La prevaricación para el DRAE es “el delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario". Eco en su conferencia dice que, de acuerdo al diccionario, la prevaricación es “abusar del propio poder para obtener ventajas en contra del interés de la víctima” y “actuar en contra de la honestidad transgrediendo los limites”. Y señala más adelante: “A menudo quien prevarica, a sabiendas de que prevarica, desea en cierto modo legitimar su propio gesto e incluso, como sucede en los regímenes dictatoriales, obtener el consenso de quien es víctima de la prevaricación, o encontrar a alguien que esté dispuesto a justificarla. Por consiguiente, se puede prevaricar y utilizar argumentos retóricos para justificar el propio abuso del poder.”

Podemos decir entonces, que la “retórica de la prevaricación” es el convencernos de que el abuso de poder al que se nos está sometiendo está justificado porque es lo mejor que nos podría pasar. Este sistema ha sido muy utilizado por los gobiernos totalitarios (Hitler y Mussolini eran unos expertos), y generalmente se combina con denuncias de conspiración en contra de ciertos grupos que pretenderían desestabilizar al país. En este punto, la mayoría de ustedes se habrán dado cuenta ya hacía donde quiero encaminarme.

Pues si, en el Ecuador, Correa y sus acólitos han hecho un hábil uso de la “retórica de la prevaricación”: “Tenemos derecho a prevaricar porque somos los mejores” se puede leer que nos dicen. Ese es el sentido del mensaje que nos revelan, con el que han convencido a muchísimos ecuatorianos, aprovechándose, bien de su decepción de los políticos tradicionales, bien de su sentimiento de desamparo.

Como ejemplo claro de lo que digo están los asambleístas María Paula Romo y mi amigo Norman Wray, quienes como parte de Ruptura de los 25 y Alternativa Democrática, cuando el dictócrata Lucio Gutiérrez, con la complicidad de varios diputados, entre los que estaban socialistas y mpd’s (actuales aliados del Gobierno), cambiaron de un plumazo la Corte Suprema de Justicia en una clarísima violación de la Constitución, salieron, junto con miles de nosotros a protestar en las calles a fin de que el orden constituido se respete, lo que, todos sabemos terminó con la salida de Gutiérrez de la Presidencia. Pues bien, esos mismos asambleístas , entre muchos otros claro, se han constituido ahora en los principales defensores del régimen totalitario y dictatorial que se ha instaurado en el Ecuador a través de una Asamblea Constituyente que no tiene empacho en violar la Constitución y su propio estatuto de creación a diario. ¿Y por qué?, Porque ahora que son ellos quienes están violando la Constitución y la Ley, está bien, porque ellos si van a hacer las cosas bien y para hacerlas, pues ni modo, hay que violar la Constitución, ¿qué se le va a hacer? Esos son los argumentos que a María Paula y a Norman les he oído defender en cuanto foro comparecen (María Paula sin mucho condumio en su discurso debo decir, pero ya abordaremos el tema de las imposturas intelectuales). Y eso señores, es un caso muy claro de “retórica de prevaricación”, al mas puro estilo de las dictaduras fascistas.

Pero claro, no son ellos los únicos que utilizan este sistema. Correa es un verdadero experto. Maquiavélico al máximo, siempre esta tratando de convencernos de que, para hacer lo que en realidad le conviene a este país, pues ni modo, hay que violar la Ley. Es un mal necesario nos dice. Y claro, también tiene que tener sus cucos para poder justificarse, un día “la partidocracia”, otro “la prensa mediocre”, otro los “pelucones”, que lo único que buscan, según él, es desestabilizar su gobierno y obtener su caída. Pero él, como abanderado de la justicia y la verdad, no lo va a permitir, tenga que violar la Ley y la Constitución las veces que sean necesarias por nuestro propio bien.

“Tenemos derecho a imponer nuestra fuerza sobre los otros porque encarnamos la mejor forma de gobierno que existe” es lo que nos están diciendo. No lo permitamos.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Esplendoroso horizonte

Un excelente análisis de Teodoro Bustamante que uso como un llamado a la reflexión para ustedes, en especial para aquellos que aún creen que algo bueno puede salir de esta Asamblea sin Dios ni Ley.

Esplendoroso horizonte

Por Teodoro Bustamante P.

En los días que ha funcionado la “Asamblea Constituyente” los acontecimientos se agolpan para ofrecernos un futuro entretenido, ya que no muy positivo. En tan poco tiempo el jefe del Ejecutivo ha renunciado dos veces. Así transmite un sólido mensaje de confianza, y gasta con velocidad increíble sus municiones para el forcejeo con la Asamblea que parece venirse inexorablemente.

Se detienen a autoridades seccionales. Se moviliza el Ejército consolidando con ello un ambiente de tranquilidad que afortunadamente no tendrá repercusiones, pues la verificación de los adecuados procedimientos en las acusaciones, las denuncias y las detenciones es algo que solo se hace en un régimen de derecho, y de ello ya no queda en nuestro país ningún rezago.

Pero no nos preocupemos. Hay muchas garantías para nuestro futuro. Los chicos de Montecristi, atolondrados por los plenos poderes, la omnipotencia y la prepotencia, se preparan para declarar inconstitucional a la ley de la gravedad, a la propia consulta que les habilitó para sus cargos, a la lógica y todas esas tonterías que son usadas por los “pelucones” para hacerles quedar mal.

Pero realmente el punto más sólido es la férrea unidad que todos vemos en Alianza País. Todos participan en las mismas romerías por Eloy Alfaro. Así disimulan que mientras unos están desesperados por aumentar la extracción de todos los recursos naturales, otros denuncian como perversos tales procesos. Que mientras unos denuncian el rol funesto del capital extranjero, otros acuden humildes a pedir que se dignen invertir en nuestro país (pero, claro, sin concurso, sin competencia solo al dedo vendrá al capital extranjero).

La unidad no termina allí. Sabemos que el jefe tiene absoluta confianza en toda la información que le han dado sus ministros. La fluida comunicación le permite destituirlos sin siquiera hablar con ellos. Eso es un equipo nuevo que impulsa algo inédito en el país.

Pero lo mejor siempre está en Montecristi. Allí la unidad se refleja en la disciplina de los chicos de verde. Las broncas solamente están permitidas entre los poderosos. Los demás no solo que no tienen derecho a hablar, sino que tampoco pueden tener opinión. Se han dado disposiciones claras y terminantes para mantenerlos en el orden. Y eso es indispensable, pues sabemos que más allá del culto a don Eloy no tienen otra idea en común.

Además tienen aspiraciones de figurar, de hacerse conocer, de conquistar un sitio en el nuevo mapa político que están construyendo. Lo grave es que es muy difícil tragarse tanto autoritarismo, incluso mal trato, cuando uno es el que tiene los plenos poderes.

La omnipotencia sirve para mandar a otros sin límite ni medida, no para ser la última rueda del autoritarismo de otros, y por eso creo que sí tienen que manejarlos con mano dura, hasta humillándolos, no vaya a ser que se tomen en serio lo de su omnipotencia y se den cuanta de que para cambiar algo del país, no tienen en realidad ninguna fuerza, pero para seguir con las farsas de golpes y contragolpes tienen todas las riendas y que mientras no cambien nada, podrán hacer lo que les dé la gana.*

* Tomado de Diario Hoy, 12/12/07
(Resaltado es mío)

lunes, 10 de diciembre de 2007

Un 5 de diciembre con un chino en bicicleta

Debo confesar, aunque se sorprenderán quienes me conocen, que el 5 de diciembre pasado no salí a ninguna parte para festejar a Quito, y créanme que no fue por falta de ganas; pero con mi esposa embarazada y con la mayoría de mis amigos que, supongo que por la edad, prefieren irse a la playa que disfrutar de una buena fiesta, no me quedó más alternativa.

Ante las penosas circunstancias decidí alegrarme con un buen libro, pero no quería leer nada muy serio, ni tampoco político para no amargarme más pensando en las autoritarias decisiones de nuestra inefable Asamblea, mas bien quería olvidarme por unas horas de todo el asunto.

Por otro lado, días antes había escuchado una entrevista realizada por Diego Oquendo Sánchez al escritor argentino Ariel Magnus, ganador del último premio de novela La Otra Orilla con “Un chino en bicicleta”, en la que Magnus leyó un pasaje de esta obra que me pareció de lo más gracioso y, como justamente una querida prima me había regalado el libro de marras, fue el elegido para disfrutar de mi muy particular 5 de diciembre.

Agarré mi librito, me arrellane en mi sillón de lectura y ya no me levante hasta terminarlo; pocas veces me he reído tanto con un libro, es una de las novelas más entretenidas que he leído en mucho tiempo. Todo empieza cuándo Ramiro, un don nadie, es llamado como testigo en el juicio que se sigue en contra del chino Li, bautizado como Fosforito por la prensa roja, quien ha sido acusado del incendio de 11 mueblerías en Buenos Aires y que fue detenido mientras montaba su bicicleta y en posesión de una piedra, una pistola, una botella de gasolina y un mapa de las mueblerías incendiadas. Cuando, obviamente es condenado, secuestra a Ramiro para poder escapar y empieza una historia hilarante de equívocos, amistad y amor que se desarrolla en el barrio chino de Buenos Aires.

No soy crítico literario ni nada por el estilo, es más, soy un lector omnívoro, como me bautizo Santiago Roncagliolo en la dedicatoria de su novela “Abril Rojo”, es decir, leo todo lo que cae en mis manos, pero creo que se diferenciar una buena novela de una mala, y esta es una de las buenas. No creo que estemos hablando de un nuevo Cortazar, como se pregunta Nuria Amat, pero considero que Magnus es un excelente escritor y esperaré ansioso sus nuevas publicaciones.

Como podrán imaginar, acabe mi lectura tarde en la madrugada, (¿o temprano en la madrugada?, no se como se dice), así que, de todas formas, pese a no irme de fiesta, me acosté tarde mi 5 de diciembre y lo pase excelente en compañía del “Chino en Bicicleta”, pero claro, con la amanecida también tuve el consabido chuchaqui, en este caso, seco.

Para terminar, les cito algo de “Un chino en bicicleta”. Como Ramiro no entiende chino, este es un dialogo que se lo imagina viendo a dos costureras chinas conversar mientras esta en su “cautiverio”:

Diálogo imaginario de las costureras

- ¿ Y ese cara de leche, Flor de Loto?
(Se refiere a Ramiro)
- Lo trajo Li, Jazmín de Jade.
- ¿Para?
- Engordarlo y comerlo.
- Jaja.
- Mentira. Al cara de talco ese lo usamos para rellenar las empanaditas chinas.
- ¿Empanaditas chinas?
- Algo que vendemos en el restaurante.
- Ah, ¿y son ricas?
- No sé, yo no como eso ni loca.
- ¿Alguna vez probaste el mate?
- ¿Lo que se unta sobre las galletitas?
- No eso es el paté.
- Paté no es el café con leche?
- No es café late.
- Que idioma imposible el castellano.
- Imposible y complicado al divino botón.
- ¿Al divino botón?
- Es una expresión que aprendí el otro día. Significa al cohete, al pedo.
- ¡Qué al divino botón habiendo tantas!
- Jeje.
- ¿Qué es lo que decías que te parecía complicado al di­vino botón del castellano, además de la multiplicación vana, fútil, baladí de expresiones que significan lo mismo que se puede decir sin usarlas?
- Que haya que hablarlo con la boca. No entiendo eso de andar abriendo y cerrando la boca cuando una tiene nariz, que está siempre abierta. Pero vos no me dijiste si probaste o no el mate.
- No, en realidad trajimos a este cara de tiza para que nos enseñe a prepararlo. Viste que si no dominás el mate quedás en jaque, más nosotras siendo damas.
- Es verdad. Con el asado pasa lo mismo. Si no sabés encender el fuego con una ramita sos maricón.
-Es que los argentinos son muy cuidadosos con las cosas importantes. Pensá que son los europeos de Latinoamérica, tienen que dar el ejemplo.
- Callate que así me trajeron engañada a mí. Es la París del Cono Sur, me dijeron.
- A otros les dijeron la París de África y ahora atienden un minimercado en Ouagadougou.
- ¿Y eso es mejor o peor?
- Es más difícil de pronunciar, por lo pronto.
- Lo más gracioso es que yo tengo una amiga que se quería ir a París y la convencieron de que no lo hiciera diciéndole que era la Buenos Aires de África.
- La Ouagadougou de Europa querrás decir.
- Es lo mismo.
- Todo es lo mismo allende la Gran Muralla.
- ¡Ay, cómo extraño Pekín!
- ¡Ay, cómo extraño Shanghai!
- ¡Viva Mao!
- ¡Viva el Partido!
- ¡Mueran los japoneses!
- ¡Muera el Dala¡ Lama!
- ¡Aguante Defe!
- ¿¡!?
- Vos no pensás que cuando nos vayamos de acá un poco vamos a extrañar el bajo Belgrano, la calle Arribeños, el club atlético Defensores de Belgrano?
- No. Pero me quedé pensando en la calle: Arribeños. Mirá que hay que ser ladino para instalar un barrio de inmigrantes en una calle de ese nombre. Me gustaría fundar un barrio argentino en Pekín y ponerlo en la calle Contrabandeño.
- O Chantajeño.
- Sí, entre Macheño y Fasceño.
- Ojo que a los coreanos les fue peor: los pusieron en Carabobo.
- Estos caras de caca de paloma.
- Caras de semen cuajado.
- Caras de baba de perro rabioso.
- No damos puntada sin hilo, eh.
- Antes pasará un camello por el ojo de una aguja.
-Jiji.
- Jojo.
- Jujuy.” *

* MAGNUS, Ariel, “Un Chino en Bicicleta”, Editorial Norma S.A., Colombia, 2007

martes, 4 de diciembre de 2007

La Internacionalización de la Amazonía

Una buena amiga me envío un mail con las supuestas declaraciones de “CRISTOVÃO 'CHICO' BUARQUE” durante el Foro del Milenio de las Naciones Unidas, celebrado en el año 2000, sobre la propuesta de internacionalizar la Amazonía. Me pareció súper interesante, pero de lo que yo recordaba, el famoso músico, compositor y dramaturgo brasileño no se había dedicado a la política, así que mal podía haber sido ex – gobernador de Brasilia, aunque si podría haber sido Ministro de Educación de Brasil, al igual que el actual Ministro, el músico Gilberto Gil.

Con estas dudas me puse a investigar sobre el tema y descubrí que, en efecto, no se trata del músico Chico Buarque, sino del actual senador brasileño Cristovam Buarque, quien fue Ministro de Educación a inicios del gobierno de Lula da Silva. Lo que no pude confirmar con certeza, ni siquiera en la página de la ONU, es si las palabras recogidas más abajo le pertenecen, algunos incluso aseguran que es un hoax, pero en todo caso, creo que vale la pena leerlo y reflexionar sobre el mensaje que contiene, sea quien sea su autor.

“DECLARACIONES DE CRISTOVAM BUARQUE. MINISTRO DE EDUCACIÓN DE BRASIL.

No todos los días un brasileño les da una buena y educadísima bofetada a los estadounidenses. Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual Ministro de Educación de Brasil,
(Ya no es Ministro de Educación) CRISTOVÃO 'CHICO' BUARQUE (No se trata de Chico Buarque), qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonia. Un estadounidense en las Naciones Unidas introdujo su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un humanista y no de un brasileño.

Esta fue la respuesta del Sr. Cristóvão Buarque:

Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonia. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro. Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad.

Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero. El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio.

De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país. Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales.

No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.

También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo. El Louvre no debe pertenecer solo a Francia. Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea destruido por el sólo placer de un propietario o de un país. No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.

Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de países tuvieron dificultades para participar, debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos Maniatan debería pertenecer a toda la humanidad. De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia... cada ciudad, con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo. Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños, internacionalicemos todos los arsenales nucleares. Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una estrucción miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil. En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda. Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero. Mucho más de lo que se merece la Amazonia. Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar; que mueran cuando deberían vivir.Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia, sea nuestra. ¡Solamente nuestra!'.

Este artículo fue publicado en el NEW YORK TIMES, WASHINGTON POST, USA TODAY y en los mayores diarios de EUROPA y JAPÓN. En BRASIL y el resto de Latinoamérica, este artículo no fue publicado.”

viernes, 30 de noviembre de 2007

El régimen totalitario de hecho

Los Levantamanos en acción, El Comercio, 30-11-07

Umberto Eco en un artículo publicado en el diario italiano La Reppublica en 2001 y luego recogido en su libro de 2006 “A paso de cangrejo”, ante el inminente triunfo del “Polo de las Libertades”, coalición de movimientos políticos de derecha que llevó a Silvio Berlusconi a la Presidencia del Gobierno Italiano, se preguntaba si era prudente que el propietario de la mayoría de medios de comunicación italianos fuera electo como jefe de gobierno y decía: “El mismo dueño sería propietario de tres cadenas de televisión y controlaría políticamente las otras tres, y las seis mayores cadenas nacionales de televisión son más importantes, de cara a la formación de la opinión pública, que todos los periódicos juntos. El mismo propietario tiene ya bajo su control diarios y revistas importantes, pero ya se sabe lo que ocurre en estos casos: otros periódicos se alinearían con el gobierno, ya sea por tradición o porque sus propietarios considerarían útil para sus intereses nombrar directores afines a la nueva mayoría. En resumen, tendríamos un régimen totalitario de hecho.”

Este régimen totalitario de hecho es un fenómeno, de acuerdo con Eco, mediante el cual, sin importar el tipo de individuo que tenga esta clase de poder, es inevitable que caiga en la tentación de administrarlo según su propia lógica. Es decir, no importa si es un individuo ejemplo de honradez o tolerancia o incluso si es un santo, no podrá evitar el tratar de ejercer este poder a favor de sus tesis, aún cuando implique pasar por sobre las de los demás.

Ahora bien, Eco habla en su artículo del caso italiano, en el Ecuador el asunto es mucho mas preocupante porque este poder no es ejercido por un grupo de medios de comunicación, sino por el mismo presidente de la república, un neo populista, que con dádivas, regalos y bronca, ha manipulado a la opinión pública, con la anuencia de organismos de vigilancia de bolsillo, a fin de hacerse con el control total de una asamblea constituyente, que violando todo principio legal, incluso su propio estatuto de creación, se considera investida de poderes omnímodos y que, como hemos podido ver en sus primeras actuaciones, ha empezado el ejercicio del poder absoluto en el país, estableciendo en el Ecuador un régimen totalitario de hecho como del que nos habla Eco, pero peor. La dictadura de los levantamanos se ha inaugurado en el país, y curiosamente con una ceremonia en honor de un enemigo acérrimo de la tiranía, Eloy Alfaro.