sábado, 22 de diciembre de 2007

La retórica de la prevaricación

La retórica en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua tiene varias definiciones: “1. arte del bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover; 2 Teoría de la composición literaria y de la expresión hablada; 3. Uso impropio o intempestivo de este arte; y, 4. Sofisterías o razones que no son del caso”.

En una conferencia pronunciada en 2004 en la Universidad de Bolonia titulada “El lobo y el cordero, la retórica de la prevaricación”, Umberto Eco, en concordancia con el numeral 1. del DRAE, manifiesta que la retórica es la “técnica de la persuasión”, es decir, tratar de convencer a alguien de que los argumentos que esgrimimos son los correctos, lo cuál, per se, no tiene nada de malo y todos lo hacemos cuando nos creemos asistidos de la razón. Pero mas adelante expresa que “hay culturas y países donde el poder se basa en el consenso, y en ellos se utilizan técnicas de persuasión; y hay países despóticos donde solo rige la ley de la fuerza y la prevaricación.”

La prevaricación para el DRAE es “el delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario". Eco en su conferencia dice que, de acuerdo al diccionario, la prevaricación es “abusar del propio poder para obtener ventajas en contra del interés de la víctima” y “actuar en contra de la honestidad transgrediendo los limites”. Y señala más adelante: “A menudo quien prevarica, a sabiendas de que prevarica, desea en cierto modo legitimar su propio gesto e incluso, como sucede en los regímenes dictatoriales, obtener el consenso de quien es víctima de la prevaricación, o encontrar a alguien que esté dispuesto a justificarla. Por consiguiente, se puede prevaricar y utilizar argumentos retóricos para justificar el propio abuso del poder.”

Podemos decir entonces, que la “retórica de la prevaricación” es el convencernos de que el abuso de poder al que se nos está sometiendo está justificado porque es lo mejor que nos podría pasar. Este sistema ha sido muy utilizado por los gobiernos totalitarios (Hitler y Mussolini eran unos expertos), y generalmente se combina con denuncias de conspiración en contra de ciertos grupos que pretenderían desestabilizar al país. En este punto, la mayoría de ustedes se habrán dado cuenta ya hacía donde quiero encaminarme.

Pues si, en el Ecuador, Correa y sus acólitos han hecho un hábil uso de la “retórica de la prevaricación”: “Tenemos derecho a prevaricar porque somos los mejores” se puede leer que nos dicen. Ese es el sentido del mensaje que nos revelan, con el que han convencido a muchísimos ecuatorianos, aprovechándose, bien de su decepción de los políticos tradicionales, bien de su sentimiento de desamparo.

Como ejemplo claro de lo que digo están los asambleístas María Paula Romo y mi amigo Norman Wray, quienes como parte de Ruptura de los 25 y Alternativa Democrática, cuando el dictócrata Lucio Gutiérrez, con la complicidad de varios diputados, entre los que estaban socialistas y mpd’s (actuales aliados del Gobierno), cambiaron de un plumazo la Corte Suprema de Justicia en una clarísima violación de la Constitución, salieron, junto con miles de nosotros a protestar en las calles a fin de que el orden constituido se respete, lo que, todos sabemos terminó con la salida de Gutiérrez de la Presidencia. Pues bien, esos mismos asambleístas , entre muchos otros claro, se han constituido ahora en los principales defensores del régimen totalitario y dictatorial que se ha instaurado en el Ecuador a través de una Asamblea Constituyente que no tiene empacho en violar la Constitución y su propio estatuto de creación a diario. ¿Y por qué?, Porque ahora que son ellos quienes están violando la Constitución y la Ley, está bien, porque ellos si van a hacer las cosas bien y para hacerlas, pues ni modo, hay que violar la Constitución, ¿qué se le va a hacer? Esos son los argumentos que a María Paula y a Norman les he oído defender en cuanto foro comparecen (María Paula sin mucho condumio en su discurso debo decir, pero ya abordaremos el tema de las imposturas intelectuales). Y eso señores, es un caso muy claro de “retórica de prevaricación”, al mas puro estilo de las dictaduras fascistas.

Pero claro, no son ellos los únicos que utilizan este sistema. Correa es un verdadero experto. Maquiavélico al máximo, siempre esta tratando de convencernos de que, para hacer lo que en realidad le conviene a este país, pues ni modo, hay que violar la Ley. Es un mal necesario nos dice. Y claro, también tiene que tener sus cucos para poder justificarse, un día “la partidocracia”, otro “la prensa mediocre”, otro los “pelucones”, que lo único que buscan, según él, es desestabilizar su gobierno y obtener su caída. Pero él, como abanderado de la justicia y la verdad, no lo va a permitir, tenga que violar la Ley y la Constitución las veces que sean necesarias por nuestro propio bien.

“Tenemos derecho a imponer nuestra fuerza sobre los otros porque encarnamos la mejor forma de gobierno que existe” es lo que nos están diciendo. No lo permitamos.

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