miércoles, 4 de febrero de 2009

El legítimo contradictor

Por: Renato Moreno Echeverría

¿Quién puede enfrentar con éxito en las próximas elecciones presidenciales, al todopoderoso Rafael? ¡quizá el “Hombre Araña desafiando las “alturas” del Poder, la bien aceitada maquinaria de propaganda atosigante y la irresistible fuerza de los tentáculos del omnímodo, matizados por la pasión desbordante que genera su palabra milagrosa. Lamentablemente, el “Hombre Araña” es norteamericano y nuestra flamante y maravillosa Constitución prohíbe expresamente participar a estos míticos seres en contienda electoral alguna.

Así las cosas, nos quedan entonces tres o cuatro reliquias de la triturada partidocracia que, luego de invernar en el miedo y el silencio, otean el ambiente y se lanzan presurosos al ruedo para ofrecernos, una vez más, sus invalorables servicios. No es difícil prever el resultado, serán las comparsas perfectas para destacar, más aún, la contundente victoria de nuestro inefable conductor, lo cual, posiblemente, nos pondrá en vísperas de una nueva elección mediante la cual este dechado de virtudes se convertirá en presidente vitalicio de la Patria de todos.

Tal vez no sea ahora el momento del histórico cambio, la dinámica de los procesos políticos no se ajusta necesariamente a la instantánea del presente, donde percibimos los hechos de manera fragmentada e inconclusa y en este sentido, considero que el “legítimo Contradictor” del carismático populista, es su “Yo Profundo”, lleno de contradicciones y resentimientos, de inconsistencias y arbitrariedad, de un doble discurso que le irá corroyendo,, poco a poco, mientras el pueblo “Agradecido”, despierte de su letargo a la dura realidad de un país sin trabajo, sin bonos ni subsidios, sin democracia ni amigos.

Los grandes cambios en el mundo no se forjaron en la manga del ilusionista que vende baratijas. Fueron y son un camino desbrozado con esfuerzo y perseverancia, un plan de largo aliento, liderado por estadistas de verdad.

El maná Prometido no vendrá del petróleo, ni de la confiscación de bienes a los ricos y mucho menos de la ominosa limosna de un bono, vendrá del esfuerzo prodigioso de sus líderes, de la fe inquebrantable de sus pueblos en la palabra cumplida y el trabajo honesto, eso habilita la reelección, que nunca puede ser indefinida, de los hombres probos que no buscan eternizarse en el poder sino servir a los demás.

Mientras tanto, estos encantadores de serpientes, magos tramposos y mercachifles de esperanzas rotas pueden creer, ilusamente, que son eternos. Rodeados de una guardia pretoriana, armada hasta los dientes, de una legión de aduladores y oportunistas que medran sin decoro. La inexorable historia les pondrá en su sitio porque ningún chaleco antibalas ni fortaleza alguna les protegerá de la justa ira de un pueblo engañado. Irán a parar al depósito de desechos tóxicos sin pena ni gloria.! Hasta entonces, su “legítimo contradictor” será únicamente su otro “yo”!

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