jueves, 4 de septiembre de 2008

En memoria de Jorge Untuña

El día de hoy salí de una reunión en la FLACSO y, como hago usualmente, baje a la librería de dicha institución a inquirirle al buen Jorge Untuña sobre las últimas novedades bibliográficas que hubieran llegado.

Terrible y amarga sorpresa me llevé cuando en la pared externa de la librería me encuentro con una placa “en memoria” de Jorge. Conmocionado, sin querer creer en lo que había leído, ingresé y en el escritorio que ocupaba Jorge me encontré con una chica cuyo nombre no pregunté, quien, con mucha congoja, me contó que Jorge falleció en un espantoso accidente de tránsito junto con su esposa Eva y su pequeña hijita Valentina, ocasionado (¿cuándo no?), por un bus. Me quedé atónito, sin saber que decir o como actuar. Sólo hacía pocas semanas lo había visto cuando fui a preguntar por un libro, el que no lo tenían, pero que se ofreció a ayudarme a conseguir cuando volviera de sus vacaciones.

Con Jorge no podría decir que éramos amigos, pero el hombre me simpatizaba y habíamos hecho buenas migas. Realmente mi trato con él se limitaba a las frecuentes visitas que yo hacía a la librería, donde siempre lo encontraba con una franca sonrisa y dispuesto a ayudar, incluso plateándome formas de pago más cómodas a fin de que yo pudiera hacerme de los libros que había escogido. Ahí, mientras yo miraba libros, me contó que también había estudiado Leyes como yo y que asimismo, estaba pensando seguir el posgrado de Ciencia Política en la FLACSO. Sueños que terminaron, como tantos otros, en las sangrientas carreteras de este país que él quería ayudar a sacar adelante.

Sé que Jorge era una buena persona, trabajadora y de buena voluntad y así lo recordaré siempre. Paz en su tumba, la de Eva y Valentina y consuelo y resignación a su familia.

Hasta siempre buen Jorge.

1 comentario:

P dijo...

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