jueves, 18 de septiembre de 2008

Los nuevos capataces de Latinoamérica

Por: René Moreno Echeverría

Tal parece que el siglo veinte y uno trae nuevos vientos a América Latina. Vientos que, en ciertos casos, comienzan a convertirse en huracanes desaforados que pueden arrasar con la endeble democracia, sumiendo a nuestros pueblos en la oscuridad.

La vieja partidocracia, usufructuaria por décadas, del “poder Constituido”, se ha visto mortalmente golpeada por la irrupción de líderes, generalmente, carismáticos y populistas que, en menos de lo que “canta un gallo”, se han consolidado en el poder, captando para si todas las atribuciones, teniendo como telón de fondo “el socialismo del siglo 21”, “La Patria Bolivariana”, “El gobierno de la revolución Ciudadana”. Etc., etc.

Tal ha sido el impacto, que los partidos tradicionales se han desmoronado, escondiéndose en el miedo a las retaliaciones por su trajinar político culposo. Los medios de comunicación también han sido silenciados y se ha institucionalizado una cultura de odio y revanchismo irreversible en la que nos enfrentamos unos contra otros en una soterrada lucha de clases e intereses.

Estos nuevos líderes, algunos de ellos aparecidos de la nada, como fantasmas, con distintos matices, persiguen un mismo fin, romper lo establecido y proclamar una entelequia que recoge y capitaliza las continuas frustraciones de las clases más desposeídas, el desprestigio de los partidos políticos, la esperanza de cambio; y para ello despliegan todos los medios a su alcance, incluyendo “generosas dádivas”, inagotables promesas, golpes de efecto espectaculares, propaganda atosigante de las bondades del nuevo sistema y una continua exacerbación de pasiones. Sus dogmas condenan la globalización, el libre mercado, el incentivo a la inversión, el desarrollo económico sostenido. Estos atributos de las economías prósperas deben supeditarse al “pago de la deuda social” y esto solo puede conseguirse con un nuevo modelo de Constitución que privilegie “al ser humano”, al ser social y a la naturaleza. Todo esto suena muy bien, especialmente a quienes por décadas han permanecido olvidados de los poderes públicos. La gente de menos recursos, los marginados, los grupos sociales más vulnerables avizoran, entonces, una inmediata redención. Lamentablemente, estos “Redentores”, lo único que buscan es el acaparamiento total del poder. Más allá de las ideologías, promesas y buenas intenciones está una inagotable sed de poder. Eso lo reflejan todos los proyectos de Constitución elaborados con tal fin. El resultado es catastrófico. La nación se enferma de odio y revanchismos. La inversión nacional y extranjera se restringe totalmente. El desempleo campea. Y todas las acciones del gobierno quedan supeditadas a sostenerse a como de lugar. Las consecuencias, previsibles por cierto, son: un empobrecimiento generalizado; una restricción de las libertades individuales y el aislamiento del País del mundo globalizado que hoy se impone.

Otros países, al contrario, han apostado por el desarrollo, por alcanzar niveles altos de competitividad en los mercados internacionales, por un manejo prudente de los recursos, por una apertura hacia la inversión nacional y extrajera, por una democratización de las instituciones del Estado, en fin, por un clima de armonía y reconciliación nacional. Países como Colombia, Chile o Perú, por citar algunos, están insertándose efectivamente en el desarrollo, con crecimientos que van del cinco al siete por ciento anual mientras el Ecuador crece a un ritmo de menos del dos por ciento, que nos hace cada vez más pobres.

Seguramente, durante varios años, algunas naciones de Latinoamérica deberán soportar el embate de estas “corrientes ideológicas”, donde los nuevos capataces de la “democracia”, harán de las suyas, hasta que la fuerza de las circunstancias o la furia popular les obligue a tocar retirada, luego de desbastar la economía y la esperanza. “Los pueblos tienen el gobierno que se merecen”, ¿Por qué entonces, el pueblo ecuatoriano, noble , valiente, sacrificado y trabajador no tiene, desde hace mucho tiempo, un gobierno acorde con sus virtudes?

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