A propósito de las marchas que se nos vienen esta semana en Guayaquil, pongo a su consideración para la reflexión, este artículo de Roberto Aguilar publicado en El Comercio, que pone en evidencia que hay detrás de la organización de estas “voluntarias” manifestaciones de fervor popular.
“ATUN Y MILITANCIA
Las esperanzas del pueblo, en una ficha
Roberto Aguilar
El secreto de la política, para una gran cantidad de ecuatorianos, consiste en llenar una ficha de inscripción. Esto funciona en el país desde los tiempos de la CFP pero quizá nunca había estado tan vigente como ahora. Para el caudillo, la ficha de inscripción es la mejor manera de procurarse una clientela electoral y/o una fuerza de cheque. Para los clientes, en cambio, es la única esperanza de algún día ser tornados en cuenta por el Estado.
La gente llena fichas de inscripción porque quiere mejorar su vida. Los clientes de Álvaro Noboa, por ejemplo, pusieron todos sus datos en un cupón porque se ilusionaron con la idea de tener casa propia y de cemento. Dada la índole moral del candidato, no es raro que esas fichas terminaran donde se las encontró: en el basurero.
Mejor les ha ido a los clientes de Jaime Nebot: sus fichas, donde junto a los datos personales figuran las peticiones del inscrito, llegan directamente al escritorio de Enrique Campuzano, quien se encarga de procesarlas para planificar futuras visitas del Alcalde. En un ejemplo traído a colación esta semana por diario El Universo, Sarita Suárez, habitante de Flor de Bastión, pedía pavimentación para el bloque 12. Mientras espera que su sueno se cumpla (o una vez cumplido y en expresión de justo agradecimiento) seguramente participa en las manifestaciones espontáneas del Municipio de Guayaquil.
Pero el que mejor entiende de estas cosas en el nuevo país de la revolución ciudadana es sin duda Raúl Patiño, quien tiene a su cargo la organización de masas en el partido de Gobierno y, como veremos, no se diferencia en nada de los anteriores. A Patiño lo hemos visto a la cabeza de multitudes provenientes de todos los rincones de la patria. Llegan en buses a Montecristi, se manifiestan a favor del bloque de mayoría en la Asamblea y luego hacen cola en la jefatura política para recibir una lata de atún y una gaseosa. Nada de esto sería posible sin un sistema de fichas de inscripción.
Patiño tiene al Ecuador perfectamente cuadriculado y dividido por sectores y manzanas. Y se ha dado el trabajo de organizar un impresionante ejercito de brigadistas listos para inscribir al primer incauto que se les ponga por delante. El habla de decenas de miles de personas. A cada uno corresponde una manzana, a cuyos vecinos el brigadista reparte una carpeta con material publicitario del Gobierno y una cartilla con una ficha desprendible. El cliente pone ahí sus datos y el brigadista se queda con ese pedazo de la página.
Orgulloso por lo bien aceitada que le quedo la maquina de recoger inscripciones, Patiño explicó los pormenores del sistema en un encuentro de movimientos de izquierda latinoamericanos que organizó el ILDIS hace un par de meses en la capital. Entre los representantes del Frente Amplio Uruguayo y del PT brasileño, que hablan de largos procesos de formación de bases, organización popular, discusión de propuestas y consolidación de un partido, daba vergüenza oírlo a él haciendo cuentas con el número de brigadistas que se necesita para cubrir cada manzana del territorio nacional, y explicando con pueril inocencia las ventajas de la ficha desprendible y las bondades del troquelado.
Así, pues, sepan cuantos tienen depositadas sus esperanzas de cambio en el proceso de participación ciudadana que habrá de construir el socialismo del siglo XXI, que en realidad todo se resuelve con un cálculo de brigadistas por manzana. Cuantas manzanas, cuantas fichas y cuantos buses se necesitan para mover todo eso y ponerlo en Ciudad Alfaro: he ahí lo que el Gobierno de Nuevo País entiende por participación ciudadana. Los inscritos, claro, llenan su ficha porque tienen esperanzas y creen que constar en una lista del Gobierno algún día les reportara beneficios. Y si, alguno les reporta: en la jefatura política de Montecristi, por ejemplo, reparten atunes.”
Tomado de El Comercio, 05 – 01 – 08
“ATUN Y MILITANCIA
Las esperanzas del pueblo, en una ficha
Roberto Aguilar
El secreto de la política, para una gran cantidad de ecuatorianos, consiste en llenar una ficha de inscripción. Esto funciona en el país desde los tiempos de la CFP pero quizá nunca había estado tan vigente como ahora. Para el caudillo, la ficha de inscripción es la mejor manera de procurarse una clientela electoral y/o una fuerza de cheque. Para los clientes, en cambio, es la única esperanza de algún día ser tornados en cuenta por el Estado.
La gente llena fichas de inscripción porque quiere mejorar su vida. Los clientes de Álvaro Noboa, por ejemplo, pusieron todos sus datos en un cupón porque se ilusionaron con la idea de tener casa propia y de cemento. Dada la índole moral del candidato, no es raro que esas fichas terminaran donde se las encontró: en el basurero.
Mejor les ha ido a los clientes de Jaime Nebot: sus fichas, donde junto a los datos personales figuran las peticiones del inscrito, llegan directamente al escritorio de Enrique Campuzano, quien se encarga de procesarlas para planificar futuras visitas del Alcalde. En un ejemplo traído a colación esta semana por diario El Universo, Sarita Suárez, habitante de Flor de Bastión, pedía pavimentación para el bloque 12. Mientras espera que su sueno se cumpla (o una vez cumplido y en expresión de justo agradecimiento) seguramente participa en las manifestaciones espontáneas del Municipio de Guayaquil.
Pero el que mejor entiende de estas cosas en el nuevo país de la revolución ciudadana es sin duda Raúl Patiño, quien tiene a su cargo la organización de masas en el partido de Gobierno y, como veremos, no se diferencia en nada de los anteriores. A Patiño lo hemos visto a la cabeza de multitudes provenientes de todos los rincones de la patria. Llegan en buses a Montecristi, se manifiestan a favor del bloque de mayoría en la Asamblea y luego hacen cola en la jefatura política para recibir una lata de atún y una gaseosa. Nada de esto sería posible sin un sistema de fichas de inscripción.
Patiño tiene al Ecuador perfectamente cuadriculado y dividido por sectores y manzanas. Y se ha dado el trabajo de organizar un impresionante ejercito de brigadistas listos para inscribir al primer incauto que se les ponga por delante. El habla de decenas de miles de personas. A cada uno corresponde una manzana, a cuyos vecinos el brigadista reparte una carpeta con material publicitario del Gobierno y una cartilla con una ficha desprendible. El cliente pone ahí sus datos y el brigadista se queda con ese pedazo de la página.
Orgulloso por lo bien aceitada que le quedo la maquina de recoger inscripciones, Patiño explicó los pormenores del sistema en un encuentro de movimientos de izquierda latinoamericanos que organizó el ILDIS hace un par de meses en la capital. Entre los representantes del Frente Amplio Uruguayo y del PT brasileño, que hablan de largos procesos de formación de bases, organización popular, discusión de propuestas y consolidación de un partido, daba vergüenza oírlo a él haciendo cuentas con el número de brigadistas que se necesita para cubrir cada manzana del territorio nacional, y explicando con pueril inocencia las ventajas de la ficha desprendible y las bondades del troquelado.
Así, pues, sepan cuantos tienen depositadas sus esperanzas de cambio en el proceso de participación ciudadana que habrá de construir el socialismo del siglo XXI, que en realidad todo se resuelve con un cálculo de brigadistas por manzana. Cuantas manzanas, cuantas fichas y cuantos buses se necesitan para mover todo eso y ponerlo en Ciudad Alfaro: he ahí lo que el Gobierno de Nuevo País entiende por participación ciudadana. Los inscritos, claro, llenan su ficha porque tienen esperanzas y creen que constar en una lista del Gobierno algún día les reportara beneficios. Y si, alguno les reporta: en la jefatura política de Montecristi, por ejemplo, reparten atunes.”
Tomado de El Comercio, 05 – 01 – 08
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