miércoles, 30 de enero de 2008

PELUCAS Y PELUCONES

A propósito de tanta "peluconada", nuestro popular poeta, quien prefiere mantener el anónimato por lo pronto, nos envía otro poema. Que lo disfruten.

PELUCAS Y PELUCONES

Esto de ser o no ser
Sigue teniendo vigencia
Más que un simple parecer
Es problema de conciencia

Hoy están en la palestra
Furibundos redentores
Que pregonan a siniestra
El sin fin de los errores

De aquella partidocracia
Madre de todos los males
lo cual nos llena de gracia
porque todos son iguales.

En efecto, muchos de ellos
Que se rasgan vestiduras,
En otro momento fueron
Parte de esas partituras.

Y más papistas que el Papa
Dicen, la Patria es de todos!
Los que en este nuevo mapa,
Buscan su justo acomodo!

Defienden lo indefendible
Reniegan de sus ancestros
Y les tachan de inservibles
A sus abuelos, por viejos.

Es la nueva democracia
Donde antiguos pelucones
Con descarada falacia
Hoy presumen de pelones!

¡Miserables , descastados,
en yunta con resentidos
todos se creen dotados
de ni se, cuantos sentidos!

Al mando de un tiranuelo
Que destila su amargura
Quizás les quepa el consuelo
De cavar la sepultura!

De la Patria, que es de todos
Sin ninguna compostura,
Hablando hasta por los codos
Reciclando la basura!

Otros, asidos al carro triunfal,
Por odios o canonjías,
Temiendo pasarla mal,
Dicen tantas tonterías

Por adular al tirano,
Y con servil alegría
Le están lamiendo la mano
Aupando su tiranía!

¡Como Pinto lo diría:
Pelucón a mucho honor,
Trabajando día a día,
Por el bien del Ecuador!

La Patria no necesita,
Pelucones descastados,
Ni aspirantes a pelones,
Ni vendidos ni comprados!

Si acaso esta mafia tuca
Se le da por trabajar,
Que se ponga una peluca
Y la use con dignidad!

¡No se olviden , redentores,
Quito, volvió a despertar,
Forajidos pelucones,
Pronto les van a cobrar!

Esa terrible factura,
Por su impudicia brutal,
De predicar la mentira
Como emblema nacional!

lunes, 28 de enero de 2008

¿Qué hay atrás de la marcha en Guayaquil?

Es un hecho que la marcha de Guayaquil convocada por el Alcalde Nebot, citó a casi triple de personas de las que llegaron (pagadas u obligadas), a la marcha organizada para “celebrar” el primer año de Gobierno de Correa. Las razones son varias, desde la guerra declarada que Correa lleva adelante en contra del Alcalde y varios estamentos sociales de la ciudad, hasta la poca reacción gubernamental frente a los innumerables reclamos que le presentan, tanto a la Asamblea como al Gobierno, varias organizaciones guayaquileñas de todo tipo, pasando por la ilegal e inconsulta aprobación de la ley tributaria, hechos que han generado un descontento que Nebot ha sabido abanderar muy hábilmente.

No obstante, la principal razón del éxito de la marcha es el propio Correa, el que, ante la evidente pérdida de popularidad, tanto de su Gobierno como de su Asamblea, ha recurrido a las viejas prácticas que dice quiere cambiar, y sin pudor alguno, ha arremetido, mediante una campaña sucia al más puro estilo populista, en contra de Nebot y de todos aquellos que no están de acuerdo con él (que cada día son más). Campaña que le resultó como un tiro por la culata, porque lo único que consiguió es sacar a Nebot de su trinchera local y darle una dimensión nacional, que intuyo, capitalizará en los próximos procesos electorales que se avecinan, lo que obviamente, le restará espacios a Acuerdo País y sus aliados.

Ha llegado a tanto la desesperación del Gobierno que hasta, en un burdo sainete montado por el ministro Bustamante, el auto declarado súper correista asambleísta Rivera y José Luis Cortázar, el secretario nacional anticorrupción, secretaría consolidada como nuestra versión local de la Gestapo nazi, se hizo aparecer como por arte de magia al “hombre del maletín”, lo que no constituye más que una burla a la inteligencia de los ecuatorianos. A todo esto hay que sumarle las cómicas denuncias de conspiración en contra de una “estabilidad democrática” que no existe.

Todos estos hechos traslucen, primero, que Correa y sus obsecuentes están sumamente preocupados por la pérdida de popularidad del Gobierno y la Asamblea; en segundo lugar, que Correa está enceguecido por el poder, y su arrogancia, su prepotencia y sus complejos, sumados a un séquito de aduladores, lo han aislado de la realidad política del país, lo que lo está llevando a cometer errores cada vez más frecuentemente; y, por último, y lo más preocupante de todo, es que este Gobierno ha demostrado que no tiene límites en el dispendio económico y en el atropello de la ley para usarlos en su campaña permanente o en contra de sus adversarios, lo que no lo hace igual a gobiernos como el de Gutiérrez, Bucaram o Febres Cordero, sino mucho peor porque supuestamente es el representante del cambio que este país necesita.

viernes, 25 de enero de 2008

La vieja pelucona

Por: Dr. Miguel Palacios Frugone

En psiquiatría hay una entidad patológica que se describe como estupidez relativa. En ella se tipifica la conducta de las personas basada en la premisa de que un estúpido siempre tiene otros estúpidos relativos para que lo aplaudan.

El primer insultador de la patria ofendió públicamente a Margarita Arosemena Gómez Lince. Esta cobarde muestra de una falsa hombría, se ampara en la inmunidad que otorga un cargo que no merece tener por como lo utiliza. El verborreico pendenciero, ofende a las mujeres cuando arremete a través de Margarita a todas las ecuatorianas. Este jactancioso valentón por su posición, ha insultado cual vulgar apocado a la mujer Guayaquileña, por el crimen de no pensar como lo hace el machote de las camisitas bordadas.

Se que en la lucha política se puede llegar a la burla y al menosprecio de los rivales. Pero desde que yo era un niño, también sabía que los que insultaban o golpeaban a las mujeres se les llamaba maricas.

A todos los Guayaquileños de bien nos enseñaron a respetar a las mujeres y crecimos bajo la convicción de que a una dama jamás se la puede ofender de palabra y mucho menos de obra.

El que insulta a una mujer no es un varón, sino un invertido que abusa de su condición física mediante el uso de la fuerza o su poder, para denigrar a quien por su inferioridad anatómica o condición social, no puede responder con la misma fuerza a su agresor.

En la comisaría de la mujer en la ciudad de Guayaquil, existen miles de denuncias de agravios verbales como el sucedido. La legislación ecuatoriana protege los derechos inalienables de la mujer frente a la agresión de los abominables machos anormales. Ahora con lo sucedido, solo falta que el mandatario envíe a la asamblea un proyecto de ley que permita a los cobardes insultar y golpear a sus mujeres.

Estos individuos de tendencias oscuras, se olvidan que también tienen una madre y a veces las mismas son más viejas que quienes insultan.

Una de las explicaciones psicológicas para entender la causa de estos agresores y sus resentimientos hacia las mujeres, se da porque sus progenitores golpeaban a sus madres y desde niños se acostumbraron a ver la flagelación femenina como parte rutinaria de su crecimiento. Otra teoría dice que hay individuos que flagelan verbal o psíquicamente a las mujeres, por tener tendencias homosexuales y como las odian tanto; las insultan.
En un acto públicamente antivaronil, se ha ofendido a la mujer Guayaquileña.
Desde que yo era muy pequeño, mi padre, abuelo y tíos me enseñaron a defender el honor del sexo opuesto y castigar a cualquier costo a quien lo mancille.

!Qué machazo es quien insulta desde una tarima teniendo a su alrededor un poco de estúpidos relativos para que lo aplaudan!

A este amujerado le advierto públicamente que tenga cuidado de insultar a cualquier mujer delante mío, porque me tendrá que responder como varón. Y que te quede claro, que lo mío no es bravuconada ni soy matón de barrio. Pero por eso mismo, si lo haces dime donde quieres, como quieres y como sea.

Eso sí; cuando te decidas responderme, espero que lo hagas solo y no protegido por la policía o los matones de tus hordas garroteras. A lo mejor dirás que no te llego ni a tus hombros. Te recuerdo que cuando caen al suelo los grandotes, suenan más duro que los chicos.

Este insulto a la mujer es una cobardía y un menosprecio hacia todas las mujeres del Ecuador. Solo personas de tendencia dudosa, tienen una mujerofobia tan marcada.

Si así agraden a las mujeres que no conocen, se imaginan ustedes cómo tratarán a su madre, esposa o hijas.

Los varones que consideramos a la mujer como el eje central de la creación, rechazamos la procacidad del belicoso de los bordados.

Todos; incluso los insultadores, provenimos de una madre, estamos casados con una mujer o tenemos hijas, tías y parientes mujeres.

Con lo sucedido, el calumniador del siglo XXI solo demuestra su verdadero yo. Tras una aparente fortaleza exterior, esconde debilidades que no puede controlar y las proyecta

El más grande ultrajador de la patria, grita y vocifera bascosidades, que solo son aplaudidas por un rebaño de estúpidos relativos que se ríen sin entender que en ese insulto a la vieja pelucona, también insultan a sus madres.

jueves, 24 de enero de 2008

El hombre del maletín y la marcha en Guayaquil

"Llego justo a tiempo"

A propósito del conveniente hallazgo del tan buscado "hombre del maletín" y las denuncias de compra de conciencias, justo cuando se prepara la marcha en Guayaquil, pongo a su consideración este poema que me hicieron llegar:

A OTRO PERRO CON ESE HUESO

El Gobierno de Correa
Comienza a pasarlo mal,
Bailando con la más fea,
Que es la dura realidad.

Como se acaba la plata
Ofrecida en la tarima,
comienza a meter la pata
endilgando su mentira.

Y se monta una patraña
Donde un nuevo corifeo
Hace uso de sus mañas
Como en los pativideos

Este adusto Asambleista
Impoluto y virginal
En su casa se entevista
Con el mismo Satanás.

Quien sin tapujos propone
Un negocio celestial
Que le dejará millones
Si tuerce su lealtad!

Enseguida le delata
Al insolente coimero
Que en la comedia barata
Es simplemente un remedo!

Y es tanta la confusión,
Tan absurdo el argumento
Que produce remesón
La otra parte del cuento.

Porque sin querer queriendo,
Él menciona a la Pirina
Toda ella sonriente
Con quince "megas" encima

Como si esto fuera poco
Se le involucra al hermano
Cinco megas vuelven loco
A quien los tenga en la mano!

Con ese hueso a otro perro!
Eso no creen ni ellos,
Es un vasto tramoyaje
Traído de los cabellos!

Con el propósito quizá,
De sembrar dudas y miedo
En la gente que saldrá
A expresar su descontento

El veinte y cuatro de Enero
Cuando la furia guayaca
Deje clavando una estaca
En el alma del cuentero!

¡Con ese hueso a otro perro,
Tu palabra devaluada
Hoy no significa nada
Que no sea desconsuelo!

jueves, 17 de enero de 2008

¿Qué democracia?

Risible resultaba en días pasados escuchar a Alberto Acosta diciendo que se quiere desestabilizar la democracia. Bien hace en preguntarse Antonio Rodríguez en el artículo que sigue ¿qué democracia?, pregunta que nos hacemos muchos en el Ecuador, porque en estos momentos no vivimos en democracia.

Claro, estas declaraciones van de la mano con el uso de la famosa “teoría de la conspiración”, muy usada en regímenes fascistas y totalitarios para justificar medidas represivas, pero de eso estoy preparando un análisis que pondré a su consideración próximamente. Por lo pronto, les dejo con el artículo de Antonio Rodríguez.

"¿Qué democracia?

1/8/2008

Por Antonio Rodríguez Vicéns

El Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, legislativa y fiscalizadora, omnipotente pero subordinada y obediente, reproduciendo las burdas mañoserías de la vieja política y de la ‘partidocracia corrupta’ que siempre repudió, y siguiendo con fidelidad el libreto que le imponen desde Carondelet, en unas declaraciones de lucidez deslumbrante, aunque tardía y distorsionada, ha manifestado muy suelto de huesos que hay en marcha una conspiración para ‘desestabilizar la democracia’. Antes de otorgarle la razón, ¿no convendría que nos aclare a qué democracia se refiere? ¿A la incipiente, débil y deficiente democracia que hemos vivido las últimas décadas, que en lugar de transformar, mejorar y profundizar, como correspondía, ha contribuido a atropellar, a socavar y por ahora a neutralizar?

¿O se refiere -llamándola ‘democracia’ con eufemismo cínico- a la dictadura que hoy padecemos? ¿Hay democracia cuando la voluntad de la mayoría de un organismo prevalece sobre la Constitución y las leyes? ¿Hay democracia cuando las decisiones de la Asamblea que preside -la voluntad de esa mayoría- “son jerárquicamente superiores a cualquier otra norma del orden jurídico y de obligatorio cumplimiento para todas las personas naturales, jurídicas y demás poderes públicos sin excepción alguna”? ¿Hay democracia cuando ninguna decisión de esa mayoría es “susceptible de control o impugnación por parte de alguno de los poderes constituidos”? ¿Hay democracia cuando “los jueces y tribunales que tramiten cualquier acción contraria” a la voluntad de esa mayoría deberán ser “destituidos de su cargo”? ¿Hay democracia cuando esa mayoría desconoce abusivamente el texto del Estatuto aprobado por el pueblo en referéndum?

¿Hay democracia cuando se han demolido las instituciones y se ha destruido la independencia de las funciones del Estado? ¿Hay democracia cuando se ha cesado arbitrariamente al Congreso Nacional? ¿Hay democracia cuando no se fiscalizan los actos de los órganos del poder público? ¿Hay democracia cuando el ciudadano se encuentra indefenso ante los abusos de ese poder, porque el Tribunal Constitucional es una de sus dependencias y está integrado por sus testaferros? ¿Hay democracia cuando la imparcialidad de los procesos electorales no está garantizada por un inicuo Tribunal, convertido en apéndice presidencial y en instrumento de retaliación política? ¿Hay democracia cuando el Procurador del Estado en sus dictámenes no se somete a la letra de la ley, sino que baila al ritmo que le tocan desde Carondelet?

¿El Presidente de la Asamblea está preocupado por nuestra zarandeada democracia y quiere contribuir a evitar su desestabilización? Es muy fácil: debe rectificar. El organismo que preside debe someterse estrictamente al Estatuto aprobado por el pueblo y dejar de arrogarse las atribuciones del Congreso, debe dejar de imponer leyes inconstitucionales e ilegítimas (no se trata únicamente del insólito e inmoral procedimiento seguido para su aprobación, sin lectura y sin debate), debe dejar de destituir y nombrar funcionarios públicos, debe respetar las opiniones de las minorías y las voces de la disidencia, debe dejar de dictar mandatos inconstitucionales y, sin alcahuetear la dictadura de Carondelet, cumplir su finalidad exclusiva y trascendental: elaborar una buena Constitución. "

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Tomado de El Comercio 8 / 01 / 08

miércoles, 16 de enero de 2008

¿Qué es la legitimidad?

Todos somos testigos de como Correa y sus obsecuentes de la “revolución ciudadana” se amparan en la tan mentada legitimidad para justificar cualquier ilegalidad. Legitimidad, que dicen, les permite distorsionar a su antojo la Constitución, la Ley y el mandato que se les confirió. ¿Pero entienden realmente estos señores lo que es la legitimidad?, para mi, como para muchos más, es obvio que no, sin embargo, usando su “retórica de la prevaricación”, tienen convencidos a una gran mayoría que esta legitimidad, que supuestamente les ha otorgado el pueblo en las urnas, los pone mas allá del bien y del mal en su camino para conseguir el tan anhelado cambio que dicen representar.

Por estos motivos considero importante llamar su atención sobre este artículo de Fabián Corral, jurista que ya hemos citado anteriormente, que creo, explica muy clara y objetivamente lo que es realmente la legitimidad.

“¿Qué es la legitimidad?

1/7/2008
Por Fabián Corral B.

A título de ‘legitimidad’ ahora se justifica casi todo. La nueva lógica gira en torno a la teoría de que “lo que yo digo, pienso y hago es legítimo; lo que viene de los otros es ilegítimo”. En la sociedad civil se extiende la epidemia de la legitimidad, transformada en excusa para que cada cual haga lo que le viene en gana y para resistir a la autoridad y a las normas; acciones violentas, desafíos a la Ley, arranches y linchamientos se sustentan en el difuso argumento de la legitimidad.

Todo inconforme o contestatario se cree asistido del “derecho” a oponerse a lo vigente y a propiciar su demolición. Cada cual se cree atribuido de autoridad para torcer el sentido de la legalidad y desobedecerla. Más aún, está de moda y es síntoma de “progresismo” cuestionar, sin ton ni son, la Constitución y la Ley. Y, por el contrario, defender la legalidad es actitud que se presume ortodoxa y conservadora. A ese extremo de disparate hemos llegado.

El tema se ha extendido tanto que cabe preguntarse ¿qué esto de la legitimidad? La legitimidad implica, por una parte, la básica coincidencia entre la Ley y los valores predominantes, admitidos por la sociedad, y no de propiedad de un grupo político. Se dice que es justa la Ley que traduce, apropiadamente, convirtiendo en normas exigibles, aquellos conceptos culturales y éticos que comparte la gente, y que constituyen la infraestructura de las creencias sobre las que la comunidad se asienta. Legitimidad es, por otra parte, autoridad moral para mandar y obtener obediencia no solo por el temor, sino por la convicción. Pero la legitimidad debe estar contenida en normas jurídicas que se racionalicen, bajo la idea de justicia, los valores sociales. El argumento de la “legitimidad” fuera de la Ley es anarquía y abuso.

Un principio del Estado de Derecho es que la Ley se presume justa y legítima. La excepción, que debe demostrarse judicialmente, es que no tenga esos atributos. La Constitución es el estatuto que articula valores y principios. Si no ocurre así, la propia Constitución puede ser ilegítima. Si el respeto a las libertades y a la propiedad son vigencias sociales en la comunidad, por más que el legislador o el constituyente las eliminen, y aún si su violación consta en la norma suprema, no por ello esta será legítima.

La vulgarización, y el uso político del argumento de la legitimidad tiene dos peligros: el primero, que se convierta en pretexto para socavar el imperio de la Ley, y por tanto, para propiciar una situación de anarquía y relativismo donde cada uno sea el rey. Y el segundo, que un grupo político –por táctica- transforme en “legítimo”, por la fuerza del número, solamente aquello que coincide con su ideología y descalifique lo demás, a título de ilegitimidad. El juez de la legitimidad sería, entonces, una precaria mayoría legislativa, cuya representatividad real es un asunto siempre dudoso. ¿Será legítima la supresión de derechos fundamentales solo porque un voto mayoritario lo diga?

Contraponer sistemáticamente legitimidad a legalidad, es superponer los actos de poder a los principios del Estado de Derecho, condicionar los derechos individuales a los mandatos de un grupo o persona, y concluir que será legítimo solo aquello que responda a una determinada y excluyente visión de las cosas. Es una mala excusa revestida de ropaje académico, que no puede ocultar las razones políticas que andan por detrás.”
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Tomado de El Comercio 07/01/2008

Comunicado de la AEDEP

Un blog es una bitácora en que su creador registra periódicamente una serie de artículos, mensajes o textos sobre el tema que haya escogido tratar. En lo personal, mi blog recoge reflexiones propias o de terceros que intentan una defensa de la democracia, de los ideales del liberalismo (no neoliberalismo), y del humanismo. En ese aspecto, lo que publico, tan periódicamente como mi tiempo me lo permite, es una serie de artículos que, creo yo, engloban esa línea de pensamiento, constituyéndose así en una expresión de mi opinión. Es entonces cuando, a mi entender, mi blog cumple el fin de un medio de comunicación cual es el de generar opinión y reflexión, con más razón aún, cuando éste es parte de los blogs relacionados al diario El Comercio.

Por estas consideraciones creo que es mi deber el publicar también, como lo hicieron el día de ayer la mayoría de medios nacionales escritos, el siguiente comunicado de la AEDEP y adherirme a su contenido:

En defensa de la democracia
1/15/2008

La Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos, AEDEP, lamenta que la relación del Gobierno con la prensa durante este primer año, haya estado determinada por una constante confrontación por parte del poder.

El Presidente de la República ha afirmado que los periodistas son actores políticos. Declaramos formalmente que ni lo somos ni aspiramos a serlo. Por supuesto, no es papel de los medios halagar al gobierno de turno. El periodismo profesional debe guardar siempre una distancia crítica que permita denunciar y vigilar, expresar puntos de vista divergentes, analizar, opinar de manera argumentada, sin que ello signifique sustituir a otras instancias sociales o políticas.

A los medios de comunicación no les compete asumir el espacio de los partidos o grupos sociales, como ha sucedido en otros países con lamentables efectos tanto para los propios medios, como para la sociedad toda.

El Gobierno ha utilizado la distorsionada generalización de que los medios responden a intereses de grupos de poder, por el simple hecho de que algunos periodistas no coinciden con sus visiones sobre el manejo del Estado.
Así como, en un momento dado, se lanzaron amenazas sobre la concesión de frecuencias para la radio y la televisión, en las últimas semanas, y a propósito del apresurado trámite de las reformas tributarias, el propio Presidente de la República ha intentado ligar el presunto incumplimiento de las obligaciones de algunas empresas con una supuesta falta de calidad moral para cumplir el papel de informar, educar y entretener.

Si el Régimen considera que alguna empresa o medio de información no ha pagado los impuestos que debe, a través del Servicio de Rentas Internas posee todos los instrumentos para obligar al incumplido a cancelar sus obligaciones de acuerdo con la Ley. Y toda empresa en el Ecuador tiene el mismo derecho que el Presidente, para exigir que no se utilice información falsa para distorsionar una realidad o una discusión.

En estos días, se agrega la tentación de manipular intereses gremiales relacionados con la ya obsoleta colegiatura obligatoria periodística, como un arma para afectar a medios que no gozan de la simpatía gubernamental.

Restringir, mediante una ley, el ejercicio de la libertad de expresión, el derecho a buscar información y transmitirla libremente, permitiendo que únicamente los "periodistas agremiados" puedan hacerlo, vulnera derechos fundamentales reconocidos en la historia constitucional del Ecuador desde hace ya varias décadas.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió hace algunos años una Opinión Consultiva afirmando que la colegiatura obligatoria es una medida "en contra de los derechos humanos". Más aún, cuando en el mundo globalizado por la red de Internet, cualquier persona puede opinar, analizar, informar y compartir los temas que considere importantes en forma totalmente libre y sin restricciones.

Las libertades, entre ellas las de expresión del pensamiento e información, son derechos inalienables del ser humano. No son concesiones de los gobiernos. A estos no les corresponde sino garantizar su libre ejercicio. Es la sociedad la que otorga credibilidad a un medio, adquiriendo o no los ejemplares del diario en que confía o sintonizando o no la emisora o canal que considera creíbles y serios.

La AEDEP aspira a una nueva etapa en la cual terminen los ataques del señor Presidente de la República, y la permanente utilización de los medios en busca de la confrontación con diversos sectores, actitud que si bien pueden dar réditos electorales, impide gobernar para el bien de todos, en un ambiente de paz y optimismo que incentive el desarrollo económico y social.

Demandamos la urgente creación de ese ambiente que sustente una relación madura entre el Gobierno y los actores sociales en defensa de la democracia. La independencia de los distintos poderes es el sustento primordial para que en un marco de transparencia se puedan realmente combatir las prácticas corruptas de toda la sociedad.

Correo, EL COMERCIO, El Mercurio, El Norte, El Tiempo, El Universo, Expreso, El Diario, Hoy, La Hora, Revista Mundo Diners y Vistazo.
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lunes, 14 de enero de 2008

Atún y Militancia

A propósito de las marchas que se nos vienen esta semana en Guayaquil, pongo a su consideración para la reflexión, este artículo de Roberto Aguilar publicado en El Comercio, que pone en evidencia que hay detrás de la organización de estas “voluntarias” manifestaciones de fervor popular.

ATUN Y MILITANCIA
Las esperanzas del pueblo, en una ficha

Roberto Aguilar

El secreto de la política, para una gran cantidad de ecuatorianos, consiste en llenar una ficha de inscripción. Esto funciona en el país desde los tiempos de la CFP pero quizá nunca había estado tan vigente como ahora. Para el caudillo, la ficha de inscripción es la mejor manera de procurarse una clientela electoral y/o una fuerza de cheque. Para los clientes, en cambio, es la única esperanza de algún día ser tornados en cuenta por el Estado.

La gente llena fichas de inscripción porque quiere mejorar su vida. Los clientes de Álvaro Noboa, por ejemplo, pusieron todos sus datos en un cupón por­que se ilusionaron con la idea de tener casa propia y de cemento. Dada la índole moral del candi­dato, no es raro que esas fichas terminaran donde se las encontró: en el basurero.

Mejor les ha ido a los clientes de Jaime Nebot: sus fichas, don­de junto a los datos personales figuran las peticiones del inscrito, llegan directamente al escritorio de Enrique Campuzano, quien se encarga de procesarlas para planificar futuras visitas del Al­calde. En un ejemplo traído a colación esta semana por diario El Universo, Sarita Suárez, habitante de Flor de Bastión, pedía pavimentación para el bloque 12. Mientras espera que su sueno se cumpla (o una vez cumplido y en expresión de justo agradecimiento) seguramente participa en las manifestaciones espontáneas del Municipio de Guayaquil.

Pero el que mejor entiende de estas cosas en el nuevo país de la revolución ciudadana es sin duda Raúl Patiño, quien tiene a su cargo la organización de masas en el partido de Gobierno y, co­mo veremos, no se diferencia en nada de los anteriores. A Patiño lo hemos visto a la cabeza de multitudes provenientes de todos los rincones de la patria. Lle­gan en buses a Montecristi, se manifiestan a favor del bloque de mayoría en la Asamblea y luego hacen cola en la jefatura política para recibir una lata de atún y una gaseosa. Nada de esto sería posible sin un sistema de fichas de inscripción.

Patiño tiene al Ecuador perfectamente cuadriculado y dividido por sectores y manzanas. Y se ha dado el trabajo de organizar un impresionante ejercito de brigadistas listos para inscribir al primer incauto que se les ponga por delante. El habla de decenas de miles de personas. A cada uno corresponde una manzana, a cuyos vecinos el brigadista reparte una carpeta con material publicitario del Gobierno y una cartilla con una ficha desprendible. El cliente pone ahí sus datos y el brigadista se queda con ese pedazo de la página.

Orgulloso por lo bien aceitada que le quedo la maquina de recoger inscripciones, Patiño explicó los pormenores del sistema en un encuentro de movimientos de izquierda latinoamericanos que organizó el ILDIS hace un par de meses en la capital. Entre los representantes del Frente Amplio Uruguayo y del PT brasileño, que hablan de largos procesos de formación de bases, organización popular, discusión de propuestas y consolidación de un partido, daba vergüenza oírlo a él haciendo cuentas con el número de brigadistas que se necesita para cubrir cada manzana del territorio nacional, y explicando con pueril inocencia las ventajas de la ficha desprendible y las bondades del troquelado.

Así, pues, sepan cuantos tienen depositadas sus esperanzas de cambio en el proceso de participación ciudadana que habrá de construir el socialismo del siglo XXI, que en realidad todo se resuelve con un cálculo de briga­distas por manzana. Cuantas manzanas, cuantas fichas y cuantos buses se necesitan para mover todo eso y ponerlo en Ciudad Alfaro: he ahí lo que el Go­bierno de Nuevo País entiende por participación ciudadana. Los inscritos, claro, llenan su fi­cha porque tienen esperanzas y creen que constar en una lista del Gobierno algún día les reportara beneficios. Y si, alguno les reporta: en la jefatura política de Montecristi, por ejemplo, reparten atunes.”

Tomado de El Comercio, 05 – 01 – 08

viernes, 4 de enero de 2008

El Estado de Derecho

Todos conocemos aquel adagio que dice que una mentira, aunque sea repetida un millón de veces, no se transforma en verdad; pues bien, quienes no lo conocen o lo soslayan a propósito son todos aquellos que en sus extensas, pero insulsas y pueriles peroratas en el foro público, defienden a rajatabla las inconstitucionales e ilegales decisiones de la Asamblea Nacional dizque Constituyente, y para muestra pueden ingresar a los blogs que mantienen en la página Web de la Asamblea César Rodríguez y María Paula Romo, Presidente y Vicepresidenta respectivamente de la Comisión de Legislación y Fiscalización (que a propósito, a quién irán a fiscalizar porque a su patrón no ha de ser), punta de lanza del régimen de facto que estos momentos gobierna el Ecuador. Para los que si conocemos algo de Derecho, aunque nos traten de convencer de lo contrario con su cansino, exaltado y falaz discurso, es obvio que todo lo hecho por la Asamblea Constituyente desde su instalación no tiene validez legal alguna, existan o no buenas intenciones en dichos actos. En el cumplimiento de la única tarea que el pueblo les encomendó, cual es la elaboración de una nueva Constitución, ni siquiera han empezado a trabajar.

Como ya señalé en un artículo anterior, el cambio que esté país necesita y del cual Correa y sus obsecuentes de la Asamblea se sienten abanderados, no puede justificar la violación de la Ley y la destrucción de las instituciones, porque al final de día, no existe cambio alguno, salvo el de dueños del país.

Es evidente entonces, que en el Ecuador no se vive en estos momentos en un Estado de Derecho, como muy bien analiza el Dr. Fabián Corral, reconocido jurista y académico, experto constitucionalista, en el artículo publicado el día de ayer en El Comercio y que pongo a su consideración para la reflexión:

"Principios del Estado de Derecho

1/3/2008
Por Fabián Corral B.

Perspectivas Legales

El poder concentrado es arbitrario. El puro arbitrio es lo opuesto al Derecho que impone reglas y conductas al poder.

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) ha dicho que vivimos y estamos en ‘Estado de Derecho’. Importante declaración que hay que examinarla en el contexto de las acciones políticas concretas que se han adoptado, para concluir si hay o no consistencia entre lo declarado y lo hecho.

El Estado de Derecho es producto de la doctrina liberal; es el resultado de una cultura, de una idea y de una tradición dirigidas a limitar el poder y preservar los derechos de los ciudadanos. El Estado de Derecho se concreta en principios sustanciales que constan en reglas jurídicas en todos los países civilizados. El Estado de Derecho es el ‘otro yo’, el opuesto al poder sin límites.

Sus principios son:

1.- El principio de sujeción o imperio de la Ley.- El poder está sometido a normas jurídicas preestablecidas. En este tipo de organización, las personas obedecen a los principios y a las leyes, antes que a los funcionarios. El poder político solo puede expresarse a través de actos sometidos a las reglas, que no dependen únicamente del propio poder. Los gobernantes y los legisladores de toda clase son esclavos de las leyes, para evitar que los ciudadanos sean esclavos de los poderosos.

Ninguna función está exenta de cumplir la Constitución y la Ley. Cualquier afectación al principio, o la superposición de actos de de poder, indican que el Estado de Derecho ya no rige, porque en tal sistema los gobernantes son simples ejecutores de las normas, y porque incluso su reforma se somete a procedimientos preestablecidos.

2.- El principio de limitación.- En el Estado de Derecho se ejerce, sin excepción alguna, un poder limitado, circunscrito por las leyes. No hay poderes absolutos o totales, ese concepto es contrario al sistema. El principio de sujeción se concreta en el de limitación. Las potestades públicas son regladas y muy excepcionalmente discrecionales. Incluso la discrecionalidad -esto es, la opción de que el Gobierno elija entre varias alternativas-, opera exclusivamente entre las posibilidades que marca la Ley. No hay, por tanto, discrecionalidad absoluta o abierta, ni en el orden gubernativo, ni en el ejercicio de la administración pública. Ni siquiera el legislador puede obrar sin reglas.

3.- El principio de legalidad.- Es precepto básico según el cual desde el poder solo se puede hacer aquello que está expresamente mandado por la Constitución o la Ley. Esto es lo que podría llamarse el 'principio de atribución de potestades', lo que significa que los gobernantes y los funcionarios no tienen, en realidad, 'derechos', en el sentido filosófico y civil del término, porque los derechos inmanentes solo corresponden a las personas naturales, a los seres humanos, en virtud de su dignidad. Los mandatarios y los diputados comunes o constituyentes, tienen apenas 'facultades' transitorias, revocables y condicionadas, derivadas de una norma legal que les atribuye o asigna tal poder. Esas facultades no pueden lesionar jamás los derechos fundamentales.

4.- El principio de motivación.- El Estado de Derecho prohíbe absolutamente la arbitrariedad, más aún, la sanciona, de allí que los poderes públicos cuando expiden cualquier acto, llámese ley, reglamento, acto administrativo o sentencia, están obligados a ‘motivar’ la decisión basándola normas preestablecidas, consecuencia del principio de legalidad propio de derecho público. La falta de motivación resta eficacia a los actos del poder, les quita legalidad y legitimidad. La motivación real de los actos está asociada con su legitimidad, y es lo contrario al arbitrio o voluntad libre del gobernante o legislador.

5.- El principio de responsabilidad.- Todos los principios anteriores se articulan y se concretan en la responsabilidad política y administrativa del Estado y de los funcionarios y magistrados, quienes deben asumir y reparar las consecuencias de sus actos, cuando se adoptan violando la Constitución o la ley o afectando a los derechos de los ciudadanos. Este es el fundamento de la responsabilidad del Estado y de sus funcionarios.

6.- La seguridad jurídica.- La seguridad jurídica es “el elemento inspirador del Estado de Derecho”, es su razón de ser. Supone, primero, que los ciudadanos sepan que los derechos estén protegidos y los delitos previstos legalmente y de antemano. Por otro lado, se asegura un mínimo de estabilidad en las reglas de juego admitidas por la sociedad. La seguridad jurídica es el hilo conductor de los demás principios del Estado de Derecho y es uno de los derechos fundamentales de las personas.

7.- División de las funciones del Estado.- La idea de la Constitución y del Estado de Derecho nació en contra del monopolio y la concentración del poder político. Estado de Derecho significa poder fraccionado, controlado, responsable y esencialmente limitado. Cualquier forma de concentración del poder es la negación del Estado de Derecho.

El poder concentrado es siempre arbitrario. ‘Arbitrio’ significa obrar exclusivamente según la voluntad y planes del poderoso. El puro arbitrio es lo opuesto al Derecho que impone reglas y conductas al poder. La división de las funciones del Estado, sus limitaciones y responsabilidades, son asuntos conceptuales y de la naturaleza misma del Estado de Derecho.

La concentración de poder en cualquier órgano, es contraria al Estado de Derecho, incluso si esa decisión tiene origen en una decisión del pueblo. No todas las decisiones del pueblo son necesariamente legítimas, ni ajustadas al Derecho, porque el pueblo está sometido a la Constitución y sus decisiones también están limitadas y condicionadas por los derechos fundamentales y los principios y valores. ¿El ‘pueblo’, puede violar el Estado de derecho? Sí, en tal caso, sus decisiones son ilegítimas.

8.-Impugnabilidad de los actos del poder.-
Como expresión concreta de la limitación y del sometimiento a la Constitución y a la Ley, en el Estado de Derecho todos los actos del poder son susceptibles de impugnación, ya sea que provengan del legislador, ya del Ejecutivo, ya de los jueces. No hay excepción ni factor de poder exento de esta regla. Todos los actos del poder son impugnables en la vía administrativa y judicial. Por lo mismo, la primera declaración de la ANC, a la prohibición de impugnar sus actos, sea ciertamente extraña a los principios del Estado de Derecho.

9.- Poder de reforma.- La ANC, en términos jurídicos, lo que tiene es un amplio ‘poder de reforma’, de la Constitución exclusivamente, derivado de la democracia plebiscitaria que estamos ensayando. No es poder constituyente porque el Estado ya está constituido, más aún si se afirma que no se habría roto el ordenamiento legal y que estaría vigente el Estado de Derecho (¿?) Si fuese así, el poder de reforma no está libre de ‘legalidad’, está vinculado con ella y con todos los principios del Estado de Derecho.

Esto es lo que se aprobó en el referéndum de 15 de abril del 2007, que es el fundamento de la ANC."*
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* Tomado de El Comercio, 03 - 01 - 08